Vacaciones

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Por motivos de trabajo y sumándole que Iris había nacido, Ash y Sher aún no se habían ido de luna de miel. Ese momento llegó un mes después de mi boda. Como estaba de vacaciones, fui la encargada de cuidar al bebé; tío Rick no podía porque debía trabajar. Dijeron que iban a visitar varios países de Asia y Australia, a ver si con suerte, encontraban criaturas interesantes.

—Creo que no se nos olvida nada... —comentó Sher, inspeccionando en la bolsa de Iris (más grande que ella, por cierto), para comprobar que tenía todo—. Vale, bien...

—Sólo estaremos fuera tres semanas —Ash puso los ojos en blanco.

—Tres semanas son veintiún días, casi un mes, y sin ella. Es muy duro para mí —puso cara triste—, pero como te has empeñado... —Ash le bufó—. En fin, confío en Emma.

Sonreí.

—Hola, estoy aquí —se burló Draco.

—Ah, y de Draco, claro —asintió Sher—. Pero más de Emma. Por ser mujer, no es nada personal.

—Entonces yo no debería fiarme de ti, por esa regla de tres —le espetó Ash.

—¡Soy su padre!

—Y yo su padrino —se defendió Draco.

—Venga, dejadlo ya. Siempre discutís por chorradas —intervine, agarrando a Iris en brazos, que empezó a jugar con mi pelo—. Pasadlo bien. Sacad muchas fotos.

—Eso haré —sonrió Ash. Me abrazó, me dio un beso en la mejilla e hizo lo propio con su hija y con Draco.

—No tardaremos en volver. En menos de lo que esperas, papá volverá a darte esa sopa que tanto te gusta —le dijo Sher a Iris—. No te olvides de mí...

—Qué dramático eres —se rio Draco.

Iris rio y le dijo adiós con la mano a su padre.

—Te quiero —le besó la mano, con los ojos llorosos—, mucho, mucho, mucho...

—¡Cherry, vamos! —le urgió Ash.

—No me llames Cherry —la reprendió él—. Parece que estás deseando dejar a nuestra hija con unos pirados sin experiencia.

—¡Oye! —dijimos Draco y yo al mismo tiempo. Iris rio una vez más.

—Tú sí que estás pirado —suspiró Ash, abriendo la puerta—. ¡Adiós, chicos, nos vemos dentro de tres años!

—¡Tres semanas! —corrigió Sher escandalizado.

—Bueno, eso.

—Recordad, la leche a veinticinco grados, la sopa a veintiocho, nada de golosinas, solo una porción de quince gramos de chocolate por día, miradle el pañal cada media hora, bañadla un día sí y otro no y lo más importante...

—¡Sher, que no llegamos! —exclamó Ash, cerrando la puerta. Sher puso el pie, y asomó la cabeza para mirarnos entre el pequeño agujero.

—¡Recordad... el talco... y las nanas por la noche!

La puerta se cerró del todo.

—Ash es una luchadora. No sé cómo le aguanta —suspiró Draco.

—No le trates así, es su forma de ser. Muy protector —contesté. Miré a la niña pelirroja—. ¿Quién quiere jugar con tía Emma?

—Yo —sonrió Draco. Rodé los ojos.

—Bien. Me parece que te toca cambiarle el pañal —le acerqué el bebé mientras ponía cara de horror—. Por listo.

La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora