Álter ego

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La mañana siguiente desperté con una enorme sonrisa en la cara. Me sentía la chica más feliz del mundo porque estaba... enamorada. Sentía como si nada en el mundo pudiese estropear ese fantástico día. Ni me acordaba de mi padre, ni de mis amigos, ni de mi demás familia, ni de nada, en realidad...

¿De dónde he sacado yo ese optimismo?

Déjate llevar, Emma...

Me levanté con rapidez de la cama y miré a Susan, que me sonrió soñolienta y alzó una mano a modo de saludo.

—¿Dónde está mi pastelito de crema? —pregunté preocupada.

¿Paste...?

¡Cállate, corazón!

Per...

¡Sshhh!

—¿Eh? —dijo Susan—. Pues en el Gran Comedor hay pasteles, supongo...

—¡Mi pastelito no es comida, necia! —exclamé molesta—. ¿Tú sabes dónde está?

—¿Dónde está quién? —frunció el ceño.

—¿Quién va a ser? ¡Mi novio! —espeté obvia.

—Supongo que en su Sala Común, Emma... Pero ¿no habíais cortado? —contestó confusa.

—¿Cortar? ¿Cómo vamos a cortar si no estamos saliendo? —exclamé. Luego abrí la boca con sorpresa—. ¡No estamos saliendo! ¿Y si no me quiere? ¿Y si le interesa otra? —dije triste.

¡Oye, pero ¿qué está pasando?!

Estás pesado, ¿eh? Corazón, cálmate.

¡Pero, cerebro, ¿qué demonios...?!

Siempre discutimos en estas situaciones y yo ya estoy harto de hacerte caso, porque siempre salimos perdiendo. ¡Esta vez mando yo!

—Emma, ¿has tenido una mala noche? ¿Te has dado un golpe? No sé, ¿eres sonámbula? —cuestionó Susan confundida.

—¡No! —me senté en mi cama—. ¿Qué pasa si no me quiere? Porque yo le quiero mucho...

—Estoy segura de que Malfoy sí te quiere, a pesar de todo —dijo.

—¿Malfoy? ¡Qué asco! —hice una mueca de desagrado.

¿QUÉ? NO, NO. ¡CEREBRO, PARA ESTO!

Susan me miró atónita.

—Yo pensé que...

—¿Cómo te atreves a decir que me gusta Malfoy? —me puse en pie de repente—. ¡Yo no dejaré nunca de amar a mi querido Zacharias!

—¿A qué Zacharias te refieres? —balbuceó.

—¡A Zach! Ay, Susan, eres tonta. ¿No te das cuenta de que estoy sufriendo? —hice un puchero y me crucé de brazos.

En serio, para esto, por favor. Soy yo quien está sufriendo.

¡Ja!

—Mira, me voy a desayunar. Estás muy rara, Emma; me preocupas —comentó Susan con un suspiro y comenzó a vestirse.

—Pero ¿dónde crees que estará? —pregunté.

—¡Durmiendo! —contestó para que la dejase en paz, lo cual, me sirvió de mucho.

¿Qué piensas hacer, loco?

¡Que te calles!

Corrí hacia la puerta, pero un grito me detuvo.

La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora