CAPITULO 2

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Sentí unos labios en mi mejilla. Desperté y vi a Vanessa sonriéndome.

-Ya estamos por llegar.

Mire por la ventana y vi la ciudad. Había cambiado un poco pero seguía siendo una mierda. Luego de aterrizar bajamos del avión. Fuimos por nuestro equipaje, lo cual tardo horas ya que se nos perdió una maleta. Vanessa andaba vuelta loca junto a un guardia de seguridad buscando la maleta. Yo mire por la ventana que daba a la calle y mire a alguien que se me hacia conocida. Salí y me acerque. Como estaba de espaldas no me notaba.

-Disculpa...

-se giro-... Miren quien llego.

-¿Ximena?

-Hola idiota.

Sonreí, hace mucho que no lo hacía. La abrace fuertemente, por un momento pensé que nadie en ese lugar me recordaba. Me alegra saber que ella lo hacía.

-se alejo-. Iu, mírate, eres un asco.

-rodee los ojos-. Sabía que dirías eso. No duermo bien.

-Y adelgazaste ¿no comes?

-negué-. No, casi no, pero mi hermana no lo sabe, no se lo digas.

-Pues debes comer, monstruo-dijo de una manera tan tierna-.

-Lo siento, es que no me da hambre.

-Escúchate, tu voz apenas y se escucha.

-Es por la falta de nutrientes, me he enfermado varias veces en el año y... tú sabes.

Acaricio mi mejilla y en eso llego Vanessa. Venia más tranquila con su preciada maleta.

-Vaya, viniste.

-Claro que vine. Tenía que recibir a mí pequeño idiota-despeino mi cabello haciéndome sonreír-.

-Vaya, sonreíste-dijo subiendo las maletas a la cajuela-.

-No te acostumbres.

-Tranquila, Vane, yo haré que su sonrisa vuelva.

Negué rodeando los ojos y subí al auto. Me coloque la capucha y mis lentes oscuros, al igual que mis audífonos.

**

Me volví a quedar dormido en el auto. Realmente necesitaba descansar. Abrí los ojos cuando Vanessa detuvo el auto. Mire por la ventana y mire a mí madre salir de casa, mi padre venía detrás. Suspire y baje del auto colocándome mis lentes.

-Hijo.

-Hola mamá.

Tomo mis manos y las miro, limpio sus mejillas, ¿Estaba llorando?

-Oh, vamos, mamá no llores.

-Estas aquí. Después de tantos años de no saber de ti. Vamos, quiero ver tus ojos.

-No, no quiero.

-Alonso...

-Mamá, por favor, no. Solo quiero caminar, recordar todo lo que paso aquí-forcé una sonrisa-.

-Está bien, cuídate.

Asentí y me retire. 

Mundo Cerrado, Heridas AbiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora