CAPITULO 41

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Estaba dándole la espalda a Alan. Él se había quedado dormido luego de tener sexo. Ahora yo... yo estaba hecha un mar de llanto. Ve que bajo has caído, eres una zorra. ¿Crees que así Alonso te va a aceptar? Te has metido con todos, das asco.

-Sal de mi cabeza-susurre-... lo hago por amor.

-Ya lo creo.

Dijo Alan levantándose de la cama. Se vistió y encendió un cigarro.

-¿Ahora porque lloras? Solo es una vez, no es para tanto. Voy a salir. Así que vete.

No sé tú pero entre líneas leo "puta".

-Está bien, te veo luego.

-BYE.

Salió de ahí y luego yo, rápidamente, me levante y vestí. Salí casi corriendo. Llegue a mí casa y me metí a bañar. No quería sentir su aroma cerca. No quería sentir su piel en la mía. Maldición, soy una zorra.

***

-¿Te acompaño a tu casa?-dije tomando sus manos-.

-No, iré al parque un rato y tú... vete a dormir-toco mi nariz con su dedo-. Tienes unas ojeras horribles.

-Gracias por el cumplido.

-sonrió y me beso-. Te veo mañana ¿vale?

-Vete con cuidado.

Se alejo sin soltar mi mano hasta que estuvo demasiado lejos para seguir sosteniéndola. Le dije adiós con mi mano y la vi irse hasta perderla de vista. Entre de nuevo a casa y vi a mis padres y mis hermanos viéndome.

-¿Qué?

-Nada, nada.

Se dispersaron por la casa y subí a mí habitación. Me recosté en mi cama y a los pocos minutos me quede dormido.

***

Estaba sentada en una banca del parque viendo la gente pasar. Siempre hacia esto sola, no era porque no quisiera que Alonso me acompañara. Era mi momento de reflexión. En eso escuche un claxon detrás de mí y voltee.

-Hola hermosa.

Rodee los ojos y me gire hacia enfrente. Escuche como salía del auto y se acercaba. Idiota.

-¿Por qué tan sola?-se sentó a mí lado-. ¿Y tú novio?

-Es cosa que no te incumbe, Navarro, déjame en paz.

-Uy, que genio. Solo quiero hablar.

-Y yo quiero estar sola.

-¿Ves? Ninguno de los dos consigue lo que quiere-se recargo en el respaldo-, estamos a mano.

-Déjame en paz.

Me levante y aleje de él. ¿Resulto el que se fuera? Nop.

-Hey, relájate un poco, querida. Pensé que éramos amigos.

-Ni siquiera me conoces, imbécil, así que aléjate.

-Oh vamos, Ximena. Vamos a hablar-se puso frente a mí haciéndome detener-. Socializa un poco, muñeca-tomo mi mejilla-.

-No me toques-avente su mano-... déjame en paz.

Me aleje pero me sujeto por el brazo haciéndome topar con su cuerpo y luego contra una camioneta.

-No te hagas la mosca muerta, ambos sabemos que te gusta andar con varios.

-¡¿Qué te pasa, idiota?!-lo empuje-. ¡A mí solo me gusta uno y es Alonso, así que hazte a la puta idea de que nunca tendrás lo que Alonso tiene, deja de andar mendigando sus sobras!

-me dio un golpe en la sien-. A mí no me hablas así estúpida, aprende a respetarme.

-¡¿Qué coño quieres, Navarro?!

-A ti.

Me tomo por la nuca con fuerza y me beso. Trate de empujarlo pero no lo lograba. Levante mi rodilla y golpee con toda mi fuerza en su entrepierna. Me soltó y se arrodillo tocando el lugar donde golpee. Le di una patada en la cara tirándolo al piso y me aleje de ahí limpiando mis labios de su asqueroso beso.

a

Mundo Cerrado, Heridas AbiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora