CAPITULO 5

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Estábamos sentados a la mesa "desayunando", esto porque yo apenas y probaba la comida. Mi garganta ardía cada que un trocito de cereal pasaba por ella.

-Alonso-dijo mi madre de una manera dulce-, hijo no has comido nada.

-No tengo hambre.

-Pero no has comido nada-dijo triste, quitando el plato de frente mío-... toma aunque sea un poco de leche-me sirvió-.

-Está bien-tome el vaso y sorbí un trago de leche-...

La verdad la leche ni me gustaba pero mi madre se veía algo angustiada.

-Bueno, vamos hijo-dijo mi padre-, se hace tarde.

Asentí y fui a lavarme los dientas, salí tome mis pocos cuadernos, dos solamente, y los eche en una mochila. Salí colocándome los lentes oscuros y la capucha. Me subí en el asiento del copiloto y mi padre subió del otro lado. Esperamos unos minutos y salió Diego, traía una patineta en su mano y subió en la parte de atrás.

-Wow, ¿tú cuándo volviste?

Lo mire por el espejo retrovisor pero no dije nada y me puse el cinturón seguid de mis audífonos.

-Te estoy hablando, idiota-me jalo el suéter-.

-¡Déjame en paz, Diego!-lo tome con fuerza de la playera-

-¡Calma!-dijo mi padre y lo deje-. Ahora vuelvo-se retiro-.

-Ni siquiera parece que te bañaste, ¿Recuerdas el agua aunque sea?

-Cierra la boca-susurre-.

-¿Qué paso contigo? Si sabes bien como cortarte las venas porque no lo hiciste, ya sé que solo quieres llamar la atención pero vamos, no seas tan imbécil.

Solté un golpe en su cara y me baje del auto dejándolo ahí, sangrando de la nariz. Empecé a caminar a la parada el bus. Pasó rápido y subí. Alcance ver a mí padre buscándome pero me valió. Me senté en el último asiento y abrace mis piernas contra mi pecho. Cerré los ojos un momento y luego sentí como alguien se sentaba a mí lado, los abrí mi re de mala gana hacia mi lado derecho. Esas pestañas inconfundibles acompañadas de una sonrisa.

-¿Jos?-quite mi capucha junto a los audífonos-.

-Hola-dijo sonriendo-. ¿Cu...?

-¿Desde cuándo andas en camión?

-Ah... Desde que estoy castigado y me quitaron el auto.

-Que mal.

-¿Te teñiste el cabello?

-Sí, algo, estaba aburrido del pelirrojo, lo teñí rubio y después negro.

-Se te ve bien.

Forcé una sonrisa y baje las piernas del asiento. Mire hacia afuera.

-¿Has hablado con Zoe?

-¿Debería?

-No lo sé, yo creí que volvías por ella.

-Vuelvo porque mis padres me quieren tener vigilado. No quiero hablar de ello.

-Está bien.

Luego de unos minutos bajamos del bus, la universidad no estaba lejos así que fue rápido. Llegue y perdí de vista a Jos. Camine hasta la oficina del director, me entrego los horarios y la combinación de mi casillero. Fui, saque mi cuaderno para la materia que me tocaba y al darme la vuelta tope con alguien.

-Lo sien...

Me quede helado al verla. Era ella. Estaba hermosa. Tenía el cabello teñido de rosa de las puntas y lo demás rubio, casi blanco. Estaba maquillada ligeramente con colores pastel y llevaba una falda rosa con una blusa que dejaba ver su abdomen. Me miraba sin decir nada. Era obvio que me miraría con sorpresa, soy un asco.

-Alonso.

Escuche a lo lejos, desvié mi vista de ella y camine hacia Ximena. Me abrazo besando mi mejilla. Sonreí forzosamente y me retire con ella.

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Mundo Cerrado, Heridas AbiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora