CAPITULO 59

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MARATON 6/?

-¿Alonso?

Escuche vagamente desde adentro de la casa. Vanessa.

-Alonso-llego corriendo a mí lado-. ¿Qué demonios haces?

No le conteste. Estaba aun en la espera de que ella volviera.

-Vuelve-salía de mis labios-... vuelve.

Pero mis palabras ella no las oiría. Hay tantas cosas que me habría gustado decirle mientras en mis brazos dormía. Que la amo. Que no vivo sin ella. Que lo es todo para mí. Ya no podría. Ella se ha ido. Y me odia.

-Ven Alonso-se arrodillo a mí lado y me abrazo-... te vas a enfermar hermanito-dijo con un nudo en la garganta-. Alonso ¿me escuchas?

-La perdí-pude decir audiblemente-... la perdí...

-Ven aquí, tonto-me abrazo fuertemente-. Las cosas pasan...

-Esto no debió pasar... esto... Zoe-dije con rabia-.

-¿Qué?

Me levante alejándome bruscamente de ella y caminando rápidamente.

-¡Alonso!

Ignore su llamado y camine. Luego de unos minutos llegue al departamento de Zoe. Vi el auto de Scott en la entrada. Mi odio no cesaba, subí por las escaleras. Llegue a la puerta de Zoe y toque fuertemente con mi puño, haciendo que quedara rojo. Lo mire y volví a ver la puerta. Scott abrió.

-¿Alonso?

-¡Quítate de mi camino!

-¿Buscas a Zoe? Se fue a casa de Alan hace unos minutos.

Asentí y salí de ahí. La casa de Alan no quedaba lejos. Llegue en 10 minutos. Estuve tocando y no abrían. Le di una patada a la puerta y entre. Vi a Alan delante de Zoe.

-Navarro.

-¿Qué quieres?

-Matar a esa hija de puta.

-Va a estar difícil.

Sonreí con algo de malicia. Lo digo porque Zoe se asusto más. Me acerque a Alan y lo tire de un puñetazo. Me puse a su altura tomándolo del cuello y golpee su cara con demasiado coraje.

-¡¡Alonso, basta déjalo, vas a matarlo!!

Pero no iba a detenerme. Lo que quería era matarlo. Ya que más me quedaba.

-¡¡Villalpando, aléjate de él!!

Lo deje desmayado en el piso y me levante. Me gire a ver a Zoe. Estaba por correr pero la alcance, la azote contra la pared.

-¡Aaah!

-Ahora sí-pase mis manos por su cuerpo y las detuve en su cuello-... haré lo que debí haber hecho el día en que te conocí-apreté su cuello-...

-A... Al-on-so... no...

Sentía como sus uñas hacían sangrar mis brazos, no sé cuanto llevaba apretando su cuello pero era mucho. En eso las sirenas de alguna patrulla se escucharon.

-¡Alto, aléjese de la chica!-escuche a mis espaldas-.

-No, no, ya casi... ya casi está muerta.

Sentí como empezaban a jalarme para que la soltara.

-Vamos hijo, no quieres acabar en prisión por una tontería. Déjala.

-Ya no me queda nada, ¿Qué más da quedar en prisión?

-Alonso.

Escuche la dulce voz de mi hermana.

-Suéltala.

-Vane...

-Por favor... déjala.

Fui aflojando mi agarre hasta que Zoe cayó al piso.

-Tendrá que acompañarnos.

Me echaron las manos hacia atrás y pusieron las frías esposas.

-Oiga...

-Solo pagara una multa, Vanessa. Tranquila.

-¿Solo una multa?

-Solo esta golpeado. Lo tomaran como pelea callejera.

-Por mí que me condenen a la horca.

-Alonso.

-Vamos, camina, hijo.

Me empujaron para que caminara y me subieron a la patrulla. Iba perdido viendo a la nada. Y es que... ¿Qué más daba? Mi vida se fue con ella.


Mundo Cerrado, Heridas AbiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora