Me levante pesadamente. Han pasado dos semanas de que termine con Ximena. Esto es una tortura. Mire la hora, eran las 6 de la tarde. Tome un pantalón negro roto y una playera negra. Entre a la ducha y deje que el agua corriera por mi cuerpo. Mi brazo ardió en cuanto el jabón lo toco. Estaba destrozado. Salí del baño y me vestí. Busque una sudadera y así reemplace la playera negra. Me puse mis converse negros y baje. Entre y salí a escondidas del despacho de mi papá.
-Alonso, ¿A dónde vas?
-Lejos. ¿Y papá?
-Fue a llevar a Braulio de nuevo al internado.
-Okey.
-¿Iras a la escuela?
-No, puedes ir por la papelería cuando quieras, no volveré.
-asintió-. Está bien...
-Iré al parque-dije saliendo-.
-Cuídate...
No dije nada y seguí caminando. Llegue al parque y me senté lejos de todo, entre unos árboles había un tronco y me senté ahí. Me perdí viendo hacia la nada. Metí las manos en los bolsillos de mi sudadera y sentí el metal frio. La pistola de mi padre conmigo. Como quisiera poder usarla.
-¿Alonso?
Levante la vista y vi a Zoe caminando hacia mí. Traía un pantalón negro ajustado y una blusa blanca. Se veían las marcas que mis dedos dejaron la noche anterior. Maldita perra.
-¿C-Como estás?
Apreté la pistola dentro de mi sudadera, luchando contra mis ganas de matarla.
-Alonso...
-¿Qué quieres?-dije al fin-.
-¿T-todo bien?
-No, Zoe, nada está bien. Menos ahora que estas frente a mí.
-Alonso-se hinco frente a él-... lo lamento yo...
-Déjame en paz-mi voz se entrecorto-, y hiciste que Ximena me dejara ¿Qué más quieres de mí?
-Te quiero-puso sus manos sobre las mías sintiendo el arma-... ¿Qué es...?
-¿Te dan miedo las armas? Recuerda que ya habías visto una-la saqué a la vista-...
-Alonso...
-No la usare... a menos que Ximena no me perdone.
-¿Qué? Ash, odio que solo pienses en ella, es...
-La amo.
Trato de decir algo pero no fue capaz. Lo reemplazo por algo peor.
-Pon esa cosa en tu sien y jala el gatillo, hazme ese favor.
Se dio la vuelta y se retiro. Guarde el arma y me retire de ahí. Camine, entre en un bar y me senté en la barra.
-¿Qué quieres tomar?-dijo la chica detrás de la barra-.
-Dame una cerveza.
-Te ves mal, cariño.
-Estoy bien... mal de amores.
-No me imagino como alguien como tú tendría mal de amores.
-forcé una sonrisa-. A veces el físico no es suficiente.
-asintió-. Carmina-dijo extendiendo su mano hacia mí-.
-Alonso-tome su mano-.
-Okey, ¿podrías decirme si el arma que traes en tu bolsillo está cargada?
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Mundo Cerrado, Heridas Abiertas
Teen Fiction¿Que ocurre cuando la persona que tanto luchaste por salvar ahora es la que te esta destruyendo? ¿Que pasa cuando ahora tú necesitas la salvación, pero esa persona ya ni siquiera nota que existes? ¿Como es que en un tiempo las cosas pueden cambiar...