CAPITULO 3

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Me detuve en un parque y compre unos cigarros en la tienda. Me senté en un columpio y encendí uno. Veía a los niños jugar, me veían raro pero no me molestaba. Lo único que quería era acabar con esto, con todo, conmigo. Me levante las mangas de mi sudadera y me sorprendí al ver el sinnúmero de cicatrices que había en mis brazos. Los últimos dos años es lo único que hacía, una cortada por cada vez que la recordaba, por cada vez que la soñaba, por cada vez que le lloraba.

-Hola.

Escuche una delicada voz, llamándome.

-¿Tú eres Alonso?

Solo eleve una ceja sin decir nada.

-Oki, ya no me recuerdas.

-¿Debería?

-Sí, eras novio de mi hermana.

-¡Emily!

Mierda, Liliana. Me baje las mangas del suéter y baje un poco más la capucha para que no me viera. Imposible.

-¿Alonso?

Levante la mirada y se sorprendió al verme.

-Wow, yo... no sabía que volverías.

-No tendrías porque saberlo.

-Diablos ¿Qué te paso?

-me encogí de hombros-. ¿De qué?

-Diego me dijo que intentaste suicidarte de nuevo.

-Diego no tiene vida que tiene que meterse en la mía-pise el cigarro y saque otro-.

-¿Cómo has estado?

-Dentro de lo que cabe bien.

-Yo no te veo nada bien.

-Okey, sí, no duermo nada ¿y que? Es fácil.

-Sí, me lo imagino. Solo tienes que pensar en la idiota de Zoe que desde que te fuiste se volvió toda una zorra.

-Según tú ya lo era desde que llego a la prepa.

-Cierto, tienes razón, ya era una maldita puta.

Tomo un cigarro de mi cajetilla.

-¿Qué?

-Nada-lo encendí-. ¿Desde cuándo fumas?

-Un año, no mucho solo cuando tengo.

-Entiendo.

-¿Volverás a la escuela?

-Termine la prepa en España, espero que mis padres no me fuercen a ir a la universidad. Aunque no dudo que lo hagan.

-¿Qué te paso?

-¿De qué?

-Te ves acabado.

-Ya me lo habían dicho-le di una calada larga al cigarro-. Y lo estoy-dije viendo al cielo-.

-Veamos esos hermosos ojos azules.

-No-baje la cabeza-, ya no son hermosos.

-Siempre lo serán, Alonso, al menos para mí.

-¿Por qué no simplemente se olvidan de mí?-mi voz se entrecorto, quería llorar-. Olvídense de que existo, finjan que morí, algo.

Me tomo por las mejillas y me hizo verla.

-Yo jamás me he olvidado de ti.

Estaba por decir algo pero escuche una voz a lo lejos que me hizo estremecer.

-Vaya Villalpando, ¿sigues vivo?

Alan Navarro.

-Wow, Navarro, ¿sigues siendo virgen?

-Aun eres un idiota, dime algo-quito mi capucha con brusquedad-... ¿ya viste lo buena que se puso Zoe?

-Alan, déjalo en paz.

-¿Ahora lo defiendes? Cuando tu tuviste que ver en que él y Zoe no terminaran juntos.

-Bueno eso es pasado.

-No pienso que lo sea ¿o sí, Alonso?

No respondí nada, no estaba dispuesto a seguirle el juego a quien intento matarme. ¿O sí...?

-Me tengo que ir-me levante del columpio-... solo una cosa Navarro-lo mire por encima del hombro-, a la otra si vas a intentar matarme no lo dejes en un intento, te lo agradecería mucho.

Puse mi capucha y encendí otro cigarro para retirarme al fin.

Mundo Cerrado, Heridas AbiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora