CAPITULO 56

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MARATON 3/?

Llegue con Ximena a la escuela abrazándola por el cuello. Bese un costado de su cabeza seguido de su risa. Han pasado dos semanas desde que le dije que la amaba y sigue en pie. La amo. La amo y no me cansare de hacerlo.

-Oigan-dijo Freddy-. ¿Saben algo de Zoe?

Mire a Ximena que se veía preocupada, hace dos semanas y un poco más que no veíamos a Zoe, desapareció de la faz.

-La verdad no tengo idea-dijo Xime-... confieso que me preocupa. Y si Alan...

-No, no lo digas... debe estar bien, con alguno de sus berrinches-forcé una sonrisa-.

-Debe...

-¿Qué?

-No, es tonto.

-¿Qué es tonto?

-¿Por qué no vas a buscarla?

-¿Qué?

-tomo mi mano-. Cerciórate que este bien.

-Ximena...

-Confió en ti... por favor.

-asentí-. Está bien, saliendo de aquí iré a buscarla.

-Gracias.

No estaba del todo convencido de hacer esto pero... Ximena realmente se veía preocupada o con la culpa por no aceptar sus disculpas por lo que le hizo. Subí a mí auto y conduje al departamento de Scott. Estuve tocando por unos minutos y nadie abría. Estaba por irme cuando la vi bajar del elevador.

-Alonso.

-Sí, que gracioso ¿Verdad?

-¿Qué haces aquí?

-Amm... ¿Estás bien? No te has parado por la escuela.

-Sí, bueno, decidí no ir ya-abrió la puerta-. ¿Quieres pasar?

-Ah... si, gracias.

Entre y me senté en el sillón. Ella fue a la cocina por algo de tomar. Por alguna razón sentía que debía irme de ahí. Algo me decía que no debía estar aquí.

Vamos, solo es miedo a caer de nuevo ante ella.

Si, puede ser... se ve acabada...

Se lo merece por ser una perra contigo.

Diablos, andas de mi lado el día de hoy.

Reí por mis conversaciones extrañas con mi consciencia. Pero tenía razón, Zoe se veía mal, traía unos moretones en el brazo y en las piernas. Lo notaba por el vestido que traía.

-Zoe-dije al fin-.

-¿Dime?

-¿Qué te paso?

-¿Qué?

-Te ves mal, ¿comes bien?

-Sí-dijo naturalmente-, claro que sí, mi hermano no me deja...

-Y ¿Dónde está?

-En su trabajo.

Estaba haciendo agua de limón en una jarra.

-¿Puedo usar tu baño?

-Claro, es esa puerta.

-Gracias.

***

En cuanto entro al baño corrí a mí habitación en busca de los benditos somníferos. Y llame a Alan.

-Alan-dije en susurro-.

-¿Qué pasa?

-Alonso está en mi casa.

-¿Qué hace ese imbécil ahí?

-Cállate y ven rápido, los somníferos harán efecto en unos 20 minutos, te quiero aquí en media hora.

-Okey.

-Y Alan... trae una cámara.

Colgué y corrí a la cocina. Saque tres capsulas y eche el polvo en el vaso que le daría a Alonso. Y le eche el agua, revolví y lo deje frente a donde estaba sentado.

-Genial. Esto será más fácil de lo que pensé.


Mundo Cerrado, Heridas AbiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora