CAPITULO 68

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Camine de nuevo a mí casa. Entre y al parecer no había nadie.

-¿Hola?

En eso bajo Diego corriendo por las escaleras.

-Hey ¿A dónde vas?

-Con mi novia. Mamá y Carmen fueron al centro y Vanessa esta en el jardín.

-Oh, gracias...

-Hermano...

-¿Sí?-dije extrañado ya que Diego nunca me hablaba de esa manera-.

-No, nada... Kate, me está esperando.

-Diviértete.

Iba a decir algo más pero se arrepintió y se fue.

-Que raro.

Subí al bebé a mí habitación y lo acosté en mi cama, coloque dos almohadas para que no se cayera y salí en silencio. Entre a la cocina y vi las ollas y sartenes de la estufa. Mi hermana estaba cocinando.

-Aleja tus manos de la comida.

-¡Vanesa, me asustaste! Se estaba pegando la sopa, solo la estaba moviendo.

-Más te vale, rubio.

-No me llames rubio, se escucha muy gay.

-Pues tú te pintaste el cabello así.

Rodee los ojos y saque un jugo del refrigerador.

-Oye ¿y mi hijo?

-Durmiendo en mi habitación-me tome el jugo-. Oye... ¿Qué fue eso de la mañana? ¿Tienes algún problema con la tal Carmen esa?

-se quedo callada unos minutos-. Nunca ha sido grata de mí.

-Ajam-guarde el jugo de nuevo-. Pues...

En eso se escucharon las voces de mi madre y de ella.

-Ah, Alonso, te traje algo-dijo ella sacando una caja de zapatos-.

-la abrí, traía unos converse negros con unos decorados de metal-. Wow-dije y sonreí-. ¿De dónde saco esto?

-Los pedí por internet hace unos días. Pensé que te gustaría.

-Están geniales. Me encantan.

-Así me gusta-acaricio mi mejilla-, que sonrías como cuando eras niño.

Me aleje forzando una sonrisa. Por alguna razón esta señora no me daba confianza. En eso mi celular interrumpió.

-Hola, hermosa...

Vanessa sonrió y siguió cocinando. Salí de la cocina y me senté en la sala.

-¿Qué estás haciendo?

-Nada... aburrido en casa.

-¿Quieres salir?

-Y ¿Por qué no vienes a mí casa? hazme compañía en mi soledad.

-Alonso no seas payaso... pero sí, voy para allá.

-Bien, aquí te espero.

Colgué y subí a cambiarme de ropa, ya que seguía en pijama. Me puse los converse que Carmen me trajo. Se veían súper. Estaba buscando una camisa cuando ella entro.

-Ay, lo siento, aun no me familiarizo con la casa.

-Claro. La habitación de Braulio está al lado-sonreí y me quite la camisa para ponerme otra-.

-Ah... s-sí.

-Y haga menos ruido.

Apunte al bebé y ella sonrió saliendo de mi cuarto.

-¿Qué haces en la habitación de mi hermano?

Escuche del otro lado de la puerta. Vanessa. Necesito saber que pasa entre ellas.

-Me equivoque, pensé que era la habitación de Braulio.

-No es muy inconfundible ya que la habitación de mi hermanito dice Braulio en la puerta.

-N-no me di cuenta.

-A mí no me engañas, Carmen... aléjate de Alonso.

La escuche alejarse por el pasillo y bajar las escaleras.

-Claro, niña estúpida.

Cuando me asegure de queno había nadie en el pasillo salí y baje a la cocina.

Mundo Cerrado, Heridas AbiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora