CAPITULO 72

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Tome mi celular y lo guarde en mi bolsillo trasero, fue ahí cuando sentí que atrás de mí había alguien.

-Mamá, te di...

-No soy tu mami-cerró la puerta con seguro-... hace tanto tiempo que no jugamos. Apuesto a que ahora eres más experto en ese juego.

-No, no, por fa...

-Shh, Alonso, eres todo un hombre-paso su mano por mi mejilla-... no vas a hacer que me vaya de aquí... y tú tampoco te vas a ir-dejo un beso en mi frente-. Siempre fuiste el más lindo de todos los niños, aunque ese cabello nuevo tuyo no me gusta. Me gustabas más pelirrojo.

-Aléjese de mí.

-¿Por qué? vamos a jugar.

Tomo una de mis manos y la coloco sobre su pecho.

-Vamos Alonso... mírame-me sujeto con fuerza por las mejillas y me hizo verla-... ¿no te gusto?

-Me da asco.

Me empujo sobre la cama y se subió sobre mí.

-No, no...

-Cálmate, relájate... por lo que acabo de presenciar, no eres virgen.

-Está loca.

-Me lo han dicho. Pero tu papá me rechazo, y me vengue... lastimando a su bebé. Pero esto ya es cosa mía, estas guapísimo.

Sentí su mano en mi entrepierna y reaccione lanzándola con fuerza al suelo.

-¡No se atreva a volver a tocarme en su vida!

-No te prometo nada.

Se levanto y se acerco de nuevo a mí. Metí mi mano en uno de los cajones de la cómoda al lado de mi cama y sentí el metal de la pistola de mi papá, no la había podido devolver al despacho desde aquella vez que llegue ebrio.

-Déjame sentirte dentro-susurraba en mi oído-, cuando eras niño no podía hacerlo pero ahora sí.

Repartió besos por mi cuello mientras yo con cautela sacaba el arma y la ponía hacia el suelo. Active el gatillo y dispare al piso.

-¡Aaah!-grito alejándose de mí-.

-le apunte en medio de los ojos-. Aléjese de mí. Destruyo mi vida, así que haré lo mismo.

-No, tranquilo, yo-dijo levantando las manos-... piénsalo bien, podemos divertirnos juntos.

-¡Alonso, Alonso, abre!

-Abra.

Ella abrió la puerta, yo seguía apuntando a su cabeza.

-¡Ah, Alonso baja esa cosa!

-¡¡Díganle que se aleje de mí, que no vuelva a tocarme, díganselo!!

-Carmen-dijo mi papá-. Lárgate... de mi casa. ¡¡Ahora!!

Ella retrocedió y salió hacia la habitación de Braulio. Después la vi pasar con su maleta. Me mando un beso desde atrás de mi familia y se fue.

-Alon-escuche-... hijo, dame el arma, dámela...

-Ella me lastimo... y tú, tú...

-Tranquilo, fue un error, perdón.

-S-sí... si, si mi papá no hubiera estado ahí ese día que... tú no me habrías creído, lo habrías dejado pasar ¡y esa loca me hubiera seguido haciendo daño!

-Alonso, lo lamento...

Los recuerdos de las veces que esa maldita me toco me invadieron de nuevo. Lleve mi mano con la pistola a mí cabeza.

-¡¡No, Alonso, por favor!!

-No quiero seguir pensando en eso... quiero descansar, quiero...

-Hermanito, recuerda, Ximena te necesita, vas a ser papá, vas a tener un hijo. Dame el arma.

-No, no... No merezco ser padre de ese niño, yo...

-No cometerás los mismos errores que mamá... tú serás un buen padre... dame esa pistola.

-Solo quiero que los recuerdos se vayan, que se vayan Vanessa.

-Shh, se irán, con ayuda, pero dame el arma.

Relaje un poco mis músculos y baje la pistola; Vanessa la quito de mi mano y se la entrego a mí papá, para luego abrazarme.

-Me lastimo...

-Shh, shh, no volverá a hacerlo... ya paso, ya paso... shh.

-Alonso, lo siento...

Negué y hundí mi cabeza en el cuello de mi hermana. Todo se iba a la mierda de nuevo.


Mundo Cerrado, Heridas AbiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora