Capítulo 3

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Haru

Luego de que salir de la oficina, voy hacia el comedor, donde parece que todos ya estaban almorzando. En cuanto entro, me doy cuenta de que todos se quedaron en silencio observando y la verdad no los culpo por todo el alboroto que he causado hoy. Prefiero no tener más problemas por ahora, así que decido solo ignorarlos, aunque cuesta un poco considerando que no dejan de verme mientras hago la fila para pedir la comida. Afortunadamente, parece que pierden su interés en mí y vuelven a lo que estaban antes una vez que me siento en una de las mesas del fondo.

Justo cuando creo tener algo parecido a un momento de tranquilidad, dos personas se acercan.

—Oye, tú —dice uno de ellos. Levanto la vista para verlos. El que habló asumo que fue el chico alto de cabello marrón y ojos azules. Lo creo porque dudo mucho que haya sido la chica pequeña de cabello rubio hasta el hombro y ojos negros que está dándole la mano.

—¿Sí? —digo esperando cualquier cosa negativa que pueda pasar. Ya veo venir que estos seis meses serán bastante difíciles.

—Tú, lo que hiciste hace rato, fue increíble —dice el chico que le hablo antes.

—¿Eh? —No tengo idea de qué decir, lo que dijo me ha tomado por sorpresa—. ¿Que? —pregunto con la voz temblorosa.

—Todo lo de antes, cuando caíste en la jaula. Tenías a una de esas al lado y ni siquiera estabas temblando —sigue hablando bastante emocionado—. Creo que no nos hemos presentado. Me llamo Ayato y ella es Mayu, es mi novia, es muy tímida hasta que la conoces —Entonces ella saluda con la mano.

Inmediatamente me parecen agradables y toda la tensión que tenía hace un momento se esfuma.

—Es un gusto. Me llamo Haru —digo con una sonrisa, ya en un tono relajado y amable.

—Sobre lo de esta mañana, no te preocupes por el idiota de Izumi, él siempre es así —comenta Ayato, mientras se sienta al otro lado de la mesa junto con Mayu.

—¿Ustedes ya lo conocían?

—Así es —dice Mayu—. Por desgracia hemos tenido que soportar a ese patán desde hace cinco años.

Seguimos hablando durante un rato mientras almorzamos. Lo de la mañana ahora se me hace más un mal recuerdo lejano que un problema real. Ya no considero tan horrible este lugar, ahora que parece que he podido hacer amigos. Un rato después de terminar el almuerzo, nos despedimos y yo voy a la habitación que tendré que compartir con ese odioso ser en el tiempo que pase aquí. Pero al menos por ahora lo tengo para mí, ya que todos los demás continuaron con el recorrido que, sinceramente, no había enseñado nada nuevo durante la parte en la que estuve.

Casi no puedo dormir durante la noche, en parte se debe a los insoportables y escandalosos ronquidos de Izumi, además de las frases incoherentes que le salen de vez en cuando. Aunque probablemente no lo habría hecho aún sin él, ya que paso gran parte de la tarde y noche pensando en lo que haría cuando llegue el momento en que tenga que hacer lo que había hablado con el coronel.

Cuando son lo que calculo alrededor de las dos de la mañana, finalmente consigo conciliar el sueño.

A las cinco en punto de la mañana suena una alarma ridículamente fuerte que nos deja a todos completamente despiertos. Poco después pasa Takeshi frente a las habitaciones, literalmente gritando que nos levantemos. Afortunadamente, no necesito mucho tiempo para descansar, normalmente unas tres o cuatro horas son más que suficiente para mantenerme con energía durante el día. Si no fuera así, no creo que podría aguantar lo que me espere hoy.

Cuando todos estamos listos, nos reunimos en el mismo salón del día anterior, haciendo la misma fila, para que Takeshi tome lista igual que hizo antes, con la diferencia de que hoy todos estamos presentes para cuando comienza. Después de terminar de llamar a todos, pasa frente a cada uno entregándonos el horario de la semana.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora