Capítulo 19

67 5 360
                                    

Al separarse, nadie pronunció una sola palabra, sin embargo, el silencio que se formó no era incómodo, solo parecía que ninguno de los dos tenía nada para decir y ambos estaban bien con eso.

Los días pasaron y con ellos la relación entre Kasumi y Aizel no hizo más que mejorar, hasta el punto en que decidieron comentarle a los demás del asunto, cada uno por si lado. Al comienzo fue una sorpresa, sin embargo, rápidamente lo comprendieron; con Makoto feliz en particular, indicando que había predicho que eso terminaría pasando tarde o temprano.

Por otro lado, la siguiente noticia, tan solo unos días después, estuvo lejos de ser recibida de buena forma por nadie.

—Después de pensarlo un tiempo, he tomado la decisión de irme —las palabras de Asuka se quedan resonando en la habitación, la cual permanece en un silencio absoluto hasta que alguien más se atreve a hablar.

—¿Por qué? ¿por qué estás haciendo esto? ¡¿No se supone que ahora éramos como una familia?! —reclama Makoto, al borde del llanto.

—Simplemente hay un asunto importante del que necesito encargarme. Ustedes no tienen que ver con esto, así que no los quiero involucrar —responde ella con la cabeza agachada.

—Pero... —Makoto está a punto de protestar, pero es detenido por Aizel.

—Es suficiente. No hay nada que podamos hacer si quiere irse, no vamos a detenerla en un lugar en el que no quiera estar —lo reprime en un tono serio antes de dirigirse a la vampira—. Sólo quiero saber si pensaste esto lo suficiente y no te vas a arrepentir —. Como respuesta, ella se limita a asentir con la cabeza. Luego de un suspiro, Aizel continúa— En ese caso, solo me queda recordarte que puedes volver cuando quieras, solo no hables nunca sobre este lugar a nadie más.

Después de esas palabras, todos parecen resignarse a que es una realidad; a pesar de que no hay nadie conforme del todo con la decisión de Asuka, están dispuestos a respetarla. Tras haber intercambiado miradas por un rato, finalmente hacen lo que consideran correcto y le dan una despedida decente.

Algunas horas más tarde, cuando el sol se ha ocultado por completo, Asuka toma la maleta que ya había organizado anteriormente para marcharse luego de un último adiós a todos, siendo esta la última ocasión en la que podrían estar todos juntos.

~°~

Pasan los días, los cuales se convirtieron en semanas y estas en meses, haciendo que el invierno llegue en lo que parece poco tiempo. Todo ha sido bastante tranquilo; más allá de algunos encuentros inesperados con uno que otro cazador, todos han vivido relativamente en paz, con Kou siendo el único que viaja con frecuencia a la ciudad y los demás permaneciendo la mayor parte del tiempo donde saben que no tendrán problemas más grandes que una discusión infantil.

Por otro lado, las cosas para el hermano de Kasumi no podrían ser más diferentes; mientras que para el grupo de vampiros todo ha ido de maravilla en el último tiempo, con Kanato la situación luce cada vez más desalentadora. Con pasar del tiempo solo se ha distanciado aun más de quienes lo rodean, así como un solo pensamiento se ha apoderado lentamente de su mente, "venganza", venganza por aquellos seres que consumieron su vida y le arrebataron a tantas personas importantes para él.

Sin detenerse a pensar un solo momento en lo que ha estado haciendo, no ha dejado de matar a cualquier vampiro que se atraviese en su camino. Poco o nada le importa que sea inocente o culpable, hombre o mujer, niño o adulto; lo único que puede ver ahora es al enemigo, incluso cuando se trata de otro cazador que ha tenido la terrible suerte de convertirse.

Al comienzo, esto último era lo que más le costaba, eliminar a alguien que alguna vez fue su compañero o compañera, llegando a tener pesadillas horribles al respecto que no lo dejaban ni dormir; era la peor tortura que podía tener, llegando al punto en el que prefería pasar la noche sin dormir antes que arriesgarse ver las imágenes que producía su mente. Sin embargo, desde hace un tiempo ha dejado de pensar en eso y también dejó de afectarle; de hecho, ya no siente nada al hacer su trabajo, sin importarle el tipo de vampiro al que se esté enfrentando. En su interior ya no hay más que un gran vacío, sin culpa, ni felicidad, dolor o cualquier otra emoción, ahora solo queda un recipiente vacío, ya no es ni la sombra de aquel niño lleno de energía que alguna vez fue, eso se quedó enterrado entre los más profundos recuerdos de su mente.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora