Capítulo 1

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Haru

Es una mañana nublada y fría, según parece en algunos minutos comenzará a llover, es algo deprimente, pero no puedo evitar sentir la emoción que tengo en este momento, después de dos largos años en aquella academia, finalmente estoy preparado para comenzar la práctica en Tsuen, siento que nada podría arruinar este día.

Recuerdo perfectamente hace un par de semanas cuando se me fue entregado el uniforme que ahora está guardado en la mochila que sostengo con mi mano. No podía esperar, así que lo probé en cuanto entré a mi habitación aquel día, está algo grande la parte arriba, pero no le doy mucha importancia.

Desde hace una semana tengo todo preparado para hoy y aunque ya estaba seguro, no pude evitar revisar cada detalle más veces de las que debería, si, sé que es una exageración, sin embargo, no puedo evitarlo, de por sí no soporto ver desorden o cosas fuera de su lugar, era de esperarse que pusiera especial interés en los preparativos de hoy, porque este es un día muy importante y todo debe ser perfecto.

Junto con el uniforme había una carta que, entre otras cosas, decía cuándo y a donde llegar. Se supone que es a las ocho de la mañana por el lado este del lugar, la entrada que se encuentra allí está permanentemente cerrada para los visitantes y por tanto prácticamente nadie conoce, pero esta vez, yo mismo podría ver que hay tras bambalinas, lo que es negado a todo el público, en parte de ahí viene la emoción.

Comienzo a pensar que este día no puede ser tan perfecto cuando noto la hora, aún estoy bastante lejos y el autobús en el que voy no es precisamente rápido. Voy tarde, espero que no sea un problema muy grave.

Ya me encuentro en la entrada, llevo ropa casual y el uniforme se encuentra doblado en mi mochila para ponérmelo ya en el interior del lugar, simplemente siguiendo las instrucciones de la carta, estoy a punto de entrar por la puerta cuando escucho una voz masculina que me obliga a detenerme.

—Su identificación, por favor —dice el hombre.

—Déjeme buscarla un momento —respondo mientras rebusco el objeto entre mis bolsillos y la angustia comienza a apoderarse de mí en cuanto se acaban los lugares y aún no lo encuentro.

—Si no tiene su identificación o un permiso, por favor retírese y vuelva a la hora de apertura por la otra entrada igual que los demás —insiste, comenzando a inquietarme, además que aún no logro recordar el lugar donde se encuentra la identificación.

"¿Dónde la puse?" Repito la pregunta en mi mente incontables veces hasta que repentinamente el recuerdo llega a mí, "Todo está preparado para cuando me cambiase", la identificación debe estar en uno de los bolsillos del pantalón del uniforme.

De forma casi inmediata, me pongo en cuclillas y comienzo a buscar entre la mochila, ignorando el orden que tenía y revolcando todo en el interior, causando un desastre. El hombre en la entrada sólo se dedica a dirigirme una mirada irritada, parece molesto y eso únicamente logra ponerme algo nervioso y que mis movimientos sean aún más torpes de lo que llevaban hasta ahora, empeorando el desorden. Luego de algunas revolcadas, consigo tomar la pequeña tarjeta de entre el revuelto que se ha formado.

—Bien, parece que todo está en orden —dice el hombre, medio irritado, mientras ve la identificación.—. Puedes pasar —dice mientras me devuelve la tarjeta.

Ya he perdido suficiente tiempo con el pequeño incidente de la identificación, además del retraso que ya llevaba, así que solo tomo la tarjeta y entro corriendo. Ya un poco en el interior es más fácil avanzar, ya que no hay obstáculos en el camino y las señales en los muros indican por donde se debe seguir.

El camino lleva hacia una habitación con algunos casilleros y un par de compartimentos. Asumo que aquí es donde debo cambiarme y así hago. Me extraña un poco que no haya nadie más y por eso lo hago todo rápido y sin mucho cuidado. Cuando estoy a punto de salir, escucho una voz que viene de la habitación de al lado que parece estar llamando una lista de personas. Cuando pongo atención para oír bien, me doy cuenta de que ahora están llamando a alguien llamado Sunada o algo así. Takada es mi apellido, si es por orden alfabético debo ser el siguiente. Ni siquiera lo pienso y meto todo como pudo en mi mochila, la cual parece que está a punto de estallar, la tomo por uno de los tirantes y voy directamente a la otra sala, entrando justamente cuando me están llamando.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora