Capítulo 63

63 3 43
                                    

Kanato

La emoción por que haya una forma de acabar con ese maldito se desvanece tan rápido como llega. En definitiva, quiero saber qué es lo que piensa hacer, pero, al mismo tiempo me aterra volver a estar frente a Aki. Sí, la sed ya pasó y siento que por ahora podré controlarme, pero eso no borra lo que pasó antes. El hecho de que no haya hecho ningún intento por defenderse solo hace que me sienta peor, porque sé que eso significa que confiaba en mí mucho más de lo que merezco.

—¿Qué esperas? —la pregunta de Makoto me trae de nuevo a la realidad—. ¿Está todo en orden?

—Sí —miento y sé de inmediato que me ha salido terrible.

—Si tú lo dices —hace una larga pausa y me estudia con la mirada por unos segundos antes de encogerse de hombros—. Como sea, será mejor ir antes de que Aizel se enoje más de lo normal.

Es evidente que no quiere seguir con esta conversación y lo agradezco. Puede que de todos los vampiros que viven aquí, él haya sido el más agradable hasta ahora, pero aún seguimos siendo casi desconocidos, no me sentiría para nada cómodo hablando de esto con él.

—Seguro —asiento antes de seguirlo al piso inferior en silencio.

Al parecer, Midori y Lucy se encuentran estudiando algunos papeles que supongo son de ayuda para memorizar los patrones que para este momento podría recordar al derecho y al revés a causa de los métodos bastante bruscos de enseñanza de Aizel. De hecho, no lo había notado, pero ellas parecen estar llevándose bastante bien a pesar de que al comienzo apenas se dirigían la palabra.

Por otro lado, se encuentran Aki y Kou. Ahora mismo el vampiro le dice algo que ni siquiera me molesto en intentar comprender, mientras que Aki escucha atentamente sus palabras, asintiendo con la cabeza de vez en cuando. Considerando su pulso acelerado y la fina capa de sudor que cubre su frente, asumo que hasta hace escasos momentos debían estar entrenando.

No me había dado cuenta de que tengo toda mi atención sobre él hasta que sus ojos verdes se desvían de Kou y viajan hacia mí. Inmediatamente siento que un agujero se instala en mi estómago y no puedo evitar apartar la mirada. Sigo sin tener la menor idea de lo que debería decirle, y el hecho de que todos se encuentren aquí no ayuda en nada.

—Makoto dijo que encontraste una forma de terminar con esto, ¿es verdad? —pregunta Aizel en dirección al chico de cabello azul.

—Sí —responde con seguridad de inmediato—. Y ya que todos estamos aquí, parece que es el momento para explicar. Solo necesito un momento para subir por una cosa.

Aizel asiente con la cabeza y Aki no tarda en ponerse en dirección a las escaleras, de las cuales no me he alejado más de un metro; por lo tanto, debe pasar junto a mí para llegar.

Antes de subir el primer escalón se detiene en seco y puedo sentir que su mirada está sobre mí. Sin embargo, yo no levanto la vista del suelo. No hago nada más que apretar los puños en un intento por reducir el temblor de mis manos mientras espero que continúe.

Él toma aire, parece que va a decir algo, pero al final decide guardárselo y seguir caminando segundos después. No tengo idea de lo que pasa por su cabeza y para ser sincero, tampoco quiero hacerlo. Prefiero seguir con el beneficio de la duda antes que descubrir que comience a odiarme.

Algunos segundos después, regresa con un maletín negro en la mano, lo cual me recuerda lo que pasó. Eso debe ser lo que iba a buscar cuando lo detuve.

Lucy y Midori también dejan lo que estaban haciendo y todos nos reunimos alrededor de una mesa, donde Aki deja el objeto que cargaba antes de abrirlo. Hay cuatro pistolas para vampiros y algunas municiones, no sé qué es lo que piense, pero dudo que esto sea suficiente para acabar con ese sujeto. Es decir, le corté la cabeza y luego la clavé a un árbol con un cuchillo, por mucho daño que hagan las balas, estoy casi seguro de que podría regenerarse.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora