Capítulo 37

98 4 1.3K
                                    

Decepción, dolor, tristeza, vacío, temor, son algunas de las muchas sensaciones que llenaron a Kasumi en el momento en que pudo ver con claridad, regresando al mundo real, lejos de fantasías donde las cosas pasaran como ella quisiera.

"Esto está mal" es el primer pensamiento en su mente cuando notó que no era el Haru que recordaba. Con la ausencia del mechón blanco en su cabello que tanto le llamaba la atención cada vez que lo veía, y con ambos ojos igual de verdes, ocultos tras un par de lentes. Esto sumado a la expresión en su rostro que dejaba claro que no tenía idea de quién era ella, le hizo comprender al final. Éste no es Haru, es una mala imitación que por un momento consiguió engañarla. De cualquier forma, no podría ser el verdadero, a él lo vio morir hace lo que ya parece bastante tiempo.

Si hubiera considerado esto antes, habría puesto más atención a su entorno, consiguiendo escuchar el "Cuidado, detrás de ti" que había dicho uno de sus compañeros un momento antes de que consiguiera llegar a él.

Poco antes de que el cazador atravesara a Kasumi con su espada, Kanato había conseguido acercarse lo suficiente para verlo todo. En ese momento sacó fuerzas de donde creía que no había para llegar a ellos en la mitad del tiempo que le habría tomado de haber continuado con la velocidad que llevaba hasta entonces.

Sin pensar en nada más que salvar la vida de su hermana, tiró de su mano hacia él con fuerza, consiguiendo que la espada saliera de su cuerpo, para cargarla entre sus brazos -contra su voluntad- y correr lejos de aquel lugar hasta que no le quedara energía para dar un paso más.

Varios cazadores estaban por seguir al pelirrojo, cuando el chico de cabello azul los detuvo —Ustedes sigan con la misión, yo me encargo de esto— dijo antes de comenzar a seguirlo.

Kasumi deseaba protestar, "No me toques", "No necesito tu ayuda" eran cosas que quería decirle, sin embargo, no lo hizo. Sabía que, en ese momento sí necesitaba de su ayuda al menos para escapar con la herida que a paso lento se cerraba.

Minutos después, Kanato llegó a su límite. Sentía que dentro de poco se desplomaría en el suelo. En lugar de eso, prefirió desacelerar un poco y buscar un lugar para descansar. Sin pensarlo mucho, eligió algunos arbustos como escondite provisional, ayudó a la vampira a acomodarse, y se sentó cerca de ella, todavía con la respiración agitada y el corazón bombeando a una velocidad que ha dejado de ser sana desde que iba a mitad del trayecto.

—¿Estás bien? ¿Cómo va la herida?

Ella pasó la mano por el lugar donde había sido cortada —Mejor, ya casi desaparece.

—Me alegra escuchar eso— dijo con un suspiro largo y entrecortado, echando la cabeza para atrás. —¿Ahora podrías decirme por qué hiciste eso? — hizo una corta pausa. —Si no quieres, no me digas. Sé que no te importa, pero casi me matas del susto con eso, agradecería si me lo explicaras.

Kasumi estaba por responder, sin embargo, se lo guardó para decir algo que le parecía mucho más relevante —Él nos siguió.

—Corres más de lo que recordaba, Kanato. Estuviste a punto de perderme un par de veces.

Los hermanos, inmediatamente se pusieron de pie, preparados para cualquier cosa que el chico con lentes pudiera hacer.

—Aki, no te acerques. Te lo advierto— dijo Kanato, sacando su espada para apuntarla hacia él.

—Eso no va a ser necesario, no vengo para lo que crees. Mi asunto es con ella— dijo, mirando hacia la vampira. —¿Tu nombre es Kasumi?

Ambos quedaron impactados al escucharlo, ninguno fue capaz de pronunciar una palabra.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora