Capítulo 38

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Haru no tuvo reacción alguna, como si nada hubiera pasado.

—Ha pasado bastante desde la última vez —dijo Kasumi con la sonrisa más natural que pudo producir. El híbrido, por su parte siguió igual que antes—. No sabes cuánto me alegra volver a verte —la tristeza teñía su tono de voz, apenas soportaba estar allí, pero, aun así, se acercó lo suficiente para poder alcanzarlo con la mano. Aki, mientras tanto se limitaba a observar sin intervenir, con la esperanza de que, de alguna forma, lo que estaban haciendo funcionara—. ¿Recuerdas cuando pasó todo...? ¿Haru... me recuerdas?

Kasumi escasamente había rozado con la punta de sus dedos a la tensa mano de Haru, cuando tuvo que apartarse abruptamente, pues el chico de la camilla, repentinamente se levantó lo más que sus ataduras se lo permitieron. Su garganta solo emitía gruñidos roncos, mientras tiraba con todas sus fuerzas para liberarse, causando que las heridas de sus muñecas volvieran a abrirse, dejando escapar un chorro espeso color rojo oscuro que se derramaba lentamente.

La vampira solo podía contemplar con horror la escena, completamente petrificada a un par de metros de él, sin darse cuenta de que unas cuantas lágrimas habían logrado escapar de sus ojos.

—Esto es malo... —decía Aki, buscando entre sus bolsillos un frasco que tarda algunos segundos en encontrar—. Sostén su cabeza hacia arriba.

—Eh... ¿Qué? —Tardó en procesar lo que había dicho. En aquel momento solo le parecieron palabras al azar sin conexión.

—¡Solo hazlo! ¡Ahora!

El grito por parte del cazador consiguió que Kasumi reaccionara. Sin terminar de comprender la razón de la petición, obedeció. Puso una mano a cada lado de la cabeza de Haru, haciendo que éste mirara hacia arriba. Solo entonces ella pudo notar un último cambio en Haru, ahora tenía colmillos iguales a los de un vampiro, ya no eran simplemente un poco más largos que los de un humano, habían crecido, afilados como navajas. La vampira no pasó mucho tiempo pensando en eso, en su lugar, su atención se centró en Aki vaciando el líquido rojo del frasco en la boca de su hermano. Luego de un sonido que confirmaba que tragó, gradualmente regreso al estado de calma en el que se encontraba al comienzo.

—¿Qué es eso? —preguntó Kasumi, con los ojos abiertos por completo, señalando el recipiente vacío.

Aki miró el objeto en su mano y luego regresó a Kasumi. —Esto... bueno, ya lo debes imaginar. No me gusta la idea, pero es lo único que consigue calmarlo cuando le pasa lo que acabas de ver.

—¿Traes más contigo? —Kasumi rodó los ojos hacia arriba ante la mirada temerosa del cazador—. No, no tengo ninguna intención de beber esa cosa si es lo que piensas, solo quiero comprobar algo que podría ayudarle.

Él sostenía con fuerza entre su bolsillo el frasco que le quedaba.

"Ya llegué hasta aquí, esto no es gran cosa" pensó, sacando el pequeño objeto para entregárselo a Kasumi. Ella lo abrió después de haber observado detenidamente su contenido por varios segundos, para después olerlo. El olor que no tardó en percibir causó que frunciera el ceño.

—Lo sabía —murmura para ella—. Esto te lo dieron otros cazadores, ¿Verdad?

—¿C-cómo lo sabes? —preguntó confundido.

—Antes no habría podido darme cuenta, pero ahora está claro—. Entonces recordó una de las primeras veces en las que habló con Aizel, cuando temía probar siquiera una gota de sangre por miedo a que volviera a ocurrir lo de la primera vez—. No vuelvas a darle esto, ¿Entiendes?

—Pero lo necesita, ya te lo dije, es la única forma de que...

—Sí, sí, escuché antes —lo interrumpió—. Eso no importa, porque lo que él necesita es sangre y lo que sea que tenga esto es algo más. ¿Quieres recuperar a Haru y que vuelva a ser como antes? Entonces no dejes que vuelva a probar esto.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora