Capítulo 75

17 2 34
                                    

Kasumi

Lo único que tengo claro es que Makoto en verdad luce enojado, nunca lo había visto así. No tengo idea de qué habrá pasado, pero se acerca a una velocidad inhumana con su mirada clavada en algún punto detrás de mí.

De inmediato volteo a ver, descubriendo que va directo hacia Kou, ¿estará siendo controlado de alguna forma?

—Maldito mujeriego, ¡tú la mataste! —exclama, levantando el cuchillo sobre su cabeza.

No entiendo de qué está hablando, pero eso no importa ahora. Me dispongo a tratar de detenerlo, pero Aizel se adelanta, tirando a Makoto al suelo para sostener su cuello con una mano y con la otra sostener uno de sus brazos tras su espalda.

—¡¿Qué estás haciendo, Aizel?! ¡Al que debes atacar es a él, no a mí! ¡Suéltame! —exclama Makoto con una mezcla entre ira y desesperación, sin dejar de retorcerse en su lugar en un intento inútil por liberarse.

—Habla claro —demanda Aizel con el ceño fruncido, antes de dirigirse a Aki—. Y tú no te muevas de ahí, ¿oíste?

El chico de cabello azul se detiene en seco, es evidente que pretendía ayudar a Makoto, pero parece que las palabras de Aizel son suficiente para que se arrepienta.

—Es un traidor, está del lado de ese sujeto, tienen que creerme —explica a toda velocidad—. ¡Vi con mis propios ojos cómo mató a Midori!

—¿Midori está... muerta? —pregunta Kanato con la voz temblorosa, parece que va a perder el equilibrio en cualquier momento, así que me precipito hacia él.

No termino de comprender, hasta que recuerdo a esa chica de cabello castaño, la amiga de Kanato; si no recuerdo mal, su nombre era Midori, debe ser ella.

De inmediato noto que Kanato levanta un cuchillo con una mano temblorosa, así que no tardo en detenerlo, sosteniendo su mano.

—Kanato, no. Recuerda lo que pasó, no fue Kou —trato de calmarlo, consiguiendo que deje de mirar con intenciones asesinas al vampiro y me vea a mí.

—Yo... —tartamudea un poco, indeciso, momentos antes de agachar la cabeza, guardando su arma—. Lo siento —se disculpa con Kou. No me pasa desapercibida una lágrima que alcanza a escurrirse por su mejilla, la cual limpia de inmediato.

—Ya hasta habías empezado a caerme bien —Kou se cruza de brazos, dirigiéndole a Kanato una mirada irritada.

—¿Alguien quiere explicarme por qué sigo en el suelo y nadie hace nada contra ese traidor? —se queja Makoto desde su posición.

—No es un traidor, lo que viste fue un impostor, no era él —aclara Aizel, sin perder ni un poco de calma—. Y no te pienso soltar hasta asegurarme de que estés calmado, ¿entiendes?

—¿De qué estás hablando? —la ira de Makoto pasa a ser confusión.

—Otro vampiro modificó su apariencia para hacerse pasar por mí —explica Kou—. Me dejó inconsciente; para cuando desperté ya no había nadie cerca. Cuando lo encontré, estaba a punto de matar a Kanato, pero afortunadamente Aizel lo detuvo a tiempo. Ya lo teníamos, pero desapareció en un descuido —añade, notablemente frustrado—. No puedo creer que en verdad pensaras que yo los traicionaría, ustedes son como mi familia.

De repente, Makoto parece comprender un poco mejor la situación, bajando la mirada con vergüenza.

—Bueno, es que viendo lo que pasó... nunca se me ocurrió otra explicación—. Al notar que ya está mucho más tranquilo, Aizel se aparta, dejando que se levante—. Yo... —parece que va a disculparse, hasta que es interrumpido.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora