Capítulo 62

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Kanato

En lo único que puedo pensar ahora es en ese sabor. Por más que odio admitirlo, en verdad lo disfruté, cada parte. Es probable que el haber estado aguantando con el entrenamiento haya tenido algo que ver, pero no dudo que ha sido mucho más que eso.

Aun así, y a pesar de que parece que esa chica está bien, hay una sensación enfermiza que me invade, la cual incrementa cuando veo las marcas que dejé en su cuello, el cual, por cierto, está bastante manchado de sangre. Cuando lo noto, comienzo a preocuparme un poco, me inquieta la idea de haberme pasado.

—¿E-ella va a estar bien? —tengo que preguntarlo, pero me aterra escuchar una respuesta negativa.

Aizel la mira detenidamente, para ser específico, al lugar donde la mordí, por algunos instantes antes de responder—: No voy a mentir, bebiste más de lo que debías —dice en un tono tranquilo, pasando sus dedos por el área cubierta por sangre fresca y el pánico se apodera de mí en un segundo—. Pero eso no es suficiente para causarle la muerte. Estará débil, pero en algunos días se recuperará. Mientras que no se encuentre con algún otro vampiro, va a estar bien.

Luego de esa aclaración, ya puedo respirar con tranquilidad. Está claro que tengo que aprender a controlarme cuanto antes, pero es un gran alivio no haber hecho nada muy grave hasta ahora.

A pesar de esto, no puedo dejar de sentirme terrible por lo que pasó con Aki, ya ni sé qué se supone que deba decirle cuando lo vuelva a ver, ni siquiera sé si seré capaz de verlo a la cara después de lo que hice.

En los momentos que siguen no le presto mucha atención al entorno o a lo que le dice Aizel a aquella chica antes de que se vaya en dirección opuesta, aunque no es muy difícil adivinar lo que le ha dicho.

—Con eso debe ser suficiente para el entrenamiento. La sed volverá en unas horas, pero será soportable. Aun así, debes beber antes de que vayamos. Como ya viste que no es el fin del mundo, voy a asumir que no habrá más quejas sobre este tema—. Las palabras de Aizel me sacan de mis pensamientos. Me tranquiliza un poco que ya no sea tan duro desde ahora, pero aún no puedo relajarme por completo. Como dijo, no estoy acostumbrado a esto, no puedo dejarme llevar y mucho menos cuando esté cerca de Aki. No me gusta para nada la idea de alimentarme de esta forma, pero ahora es la única opción que tengo. De esta manera al menos podré mantenerme bajo control sin dañar a los demás más de la cuenta.

—Descuida, ya aprendí la lección. No me hace feliz, pero ahora sé que esto es mejor —hago una pausa corta antes de continuar—. Lamento comportarme como lo hice, es solo que... ya sabes —aparto la mirada, recordando lo que dijo hace unos minutos. Para ser sincero, me cuesta imaginarlo como humano o sin estar acostumbrado a ser lo que es ahora. Después de todo, lo conocí así, sin contar que ha hecho comentarios que me llevan a pensar que su edad real debe tener al menos tres dígitos. Sin embargo, ese comentario me lleva a pensar que es algo que él mismo vivió. No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado desde eso, pero en algún momento debió pasar por esto mismo y según lo que dijo, es posible que hubiera intentado lo mismo que yo, solo que con un final muy diferente—. Prometo no darles más problemas de ahora en adelante. Voy a confiar y haré lo que me digan.

Si Kasumi confía en ellos, yo también lo haré. Además, hasta ahora han demostrado que saben lo que están haciendo.

—Ya habías tardado —dice y tal vez tenga razón. Las cosas hubieran sido más fáciles si hubiera hecho caso desde el comienzo—. Dejando eso de lado, hay algo que quiero probar.

En cuanto pronuncia esas palabras tengo un mal presentimiento. Él no me da tiempo para pensar, cuando crea una espada en un instante, justo antes de lanzar una estocada en mi dirección. Hago lo mismo para bloquear su ataque y me sorprende la facilidad con la que lo consigo, al igual que no tengo que esforzarme tanto para contener su ataque.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora