Capítulo 18

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Kasumi

Estoy congelada en mi sitio y no tengo la menor idea de qué decir o hacer para no terminar empeorando la situación por accidente. En verdad fui demasiado ingenua al pensar que Makoto no se daría cuenta, cuando son más bien escasas las veces que nos separamos durante las misiones.

Luego de un silencio que se me ha hecho eterno, llego a la conclusión de que para este punto no tiene sentido negar lo que es evidente. Solo me queda confesar y esperar que esto no termine tan mal.

—¿Y qué pasa si lo hice? ¿Qué pasa si lo dejé vivir? —finalmente consigo que las palabras salgan— Lo acepto y también que lo he hecho muchas veces en el pasado y no me arrepiento en absoluto porque sentí que era lo correcto. A pesar de que sé que hay humanos que lo merecen, me niego por completo a la idea de matar a alguien solo porque me lo han ordenado, en especial si se trata de personas que se nota que serían incapaces de usar un arma, aunque la tuvieran —por un momento me detengo a observar el chico de la silla que luce mucho más tranquilo de lo que esperaba y no me cuesta mucho recordar que si ni siquiera me molesté en hipnotizarlo antes es porque lucía más que aterrado—. Adelante, hagan lo que tengan que hacer conmigo; lo que me ocurra dejó de importarme hace mucho.

De inmediato me arrepiento de haber añadido la última parte, en especial por lo que me había dicho Sora hace unos meses, pero ya es tarde para retractarme, solo puedo esperar a que alguien diga algo e intentar disimular mis nervios.

Todos parecen intercambiar miradas entre sí, dándome la sensación de que están teniendo alguna clase de conversación telepática, lo cual concluye luego de algunos momentos que he sentido como horas, cuando Aizel vuelve a poner su atención en mí, avanzando lentamente.

—En un caso como éste, debería dirigirme inmediatamente a Kiba para informar de esto —dice Aizel con el tono serio que es típico en él, antes de detenerse a pocos centímetros de donde estoy. La verdad estaba preparada para algo como esto—. Sin embargo, no lo haré.

—¿Qué? —la pregunta sale por voluntad propia, no entiendo nada.

Mi mente estaba viajando por los peores escenarios que se me pudieran ocurrir, hasta que él continúa—: Después de todo, parece que has pasado la última prueba.

—¿Última prueba? —con cada palabra escuchada, solo consigo confundirme aún más.

—Algo así, solo que esta se sale de lo oficial —interviene Kou, esbozando una leve sonrisa; ahora que me doy cuenta, la tensión en el ambiente parece haberse desvanecido de un momento para otro—. Ya entenderás.

—Para no extender demasiado las cosas —Aizel continúa, captando de nuevo mi atención—, todos aquí estamos cansados de seguir las órdenes de Kiba y decidimos que ya no lo haremos nunca más. Para estos momentos nadie fuera de esta habitación conoce nuestra ubicación, así que lo único que nos quedaba por hacer era cortar toda comunicación, de lo cual ya se encargó Lucy hace unos minutos —hace una corta pausa antes de concluir—. Todo esto era para comprobar si podías continuar con nosotros después de esto, lo cual ya se resolvió. No podíamos confiar en alguien que siguiera cualquier orden sin dudar.

Ahora entiendo, pero sigo impresionada por todo lo que acabo de escuchar; solo no puedo asimilar que aquello por lo que más estaba temiendo era lo mejor que pude haber hecho en el tiempo que llevo aquí.

Quien me trae de vuelta al mundo real es Asuka, quien luego de un rato que no sé cuánto haya durado, pregunta—: ¿Y ahora que se supone que hagamos con él? —señala al chico humano que por obvias razones no se ha movido de su lugar.

—Solo hay que borrarle la memoria y dejarlo en algún lugar seguro —indica Aizel sin pensarlo ni un segundo—. ¿Te importaría, Kou?

—Seguro —asiente antes de hipnotizar al chico para sacarlo de aquí de inmediato.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora