Capítulo 20

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Sorprendida, en el momento en que siente como aquella cuchilla atraviesa su piel, Kasumi se aparta unos cuantos metros hacia atrás de un salto. Por fortuna para ella, Kanato le dio en hombro, de forma que solo hace falta que saque la daga para que la herida comience a sanar.

Sin embargo, mientras estaba distraída con eso, el cazador aprovecha el tiempo para recuperar su espada y prepararse para atacar de nuevo, esta vez consiguiendo hacer algunos cortes, los cuales no se curan a la velocidad que deberían. Al no tener tiempo para pensar en nada más, Kasumi utiliza su doku y para formar una lanza y bloquear con esta los ataques de su oponente.

En un intento con acabar rápido con el asunto, la vampira se las arregla para lanzar a Kanato contra un árbol de un movimiento, lo cual no termina sirviendo de mucho, ya que no han pasado más de cinco segundos antes de que se reincorpore para seguir atacando con la misma intensidad que llevaba hasta ahora.

"¿Qué rayos le pasa? Hasta hace un minuto lo tenía completamente bajo control" Kasumi se pregunta al ver el cambio en su actitud. "Cambió su forma de luchar de repente, pero ¿qué fue lo que...?" sus ojos se abren de par en par cuando se da cuenta del posible detonante. "Si no estoy mal, comenzó cuando me puse el collar. ¿Podría ser?"

Kasumi corre hacia Kanato con la lanza en sus manos; él está listo para atacar, pero ya estando a pocos centímetros de distancia, ella da un salto para quedar justo detrás de él. Antes de que pudiera reaccionar de ninguna forma, pone la lanza delante de su cuello, la cual se transforma hasta convertirse en una soga que envuelve su cuerpo hasta dejarlo inmóvil. Kanato intenta retorcerse en un intento por liberarse, sin obtener ningún resultado, mientras que Kasumi se para frente a él una vez más.

—¿Para ti qué es esto? —pregunta ella, con un tono calmado y serio, señalando el collar. Kanato se detiene por un momento al escuchar eso, pero sin pronunciar una sola palabra antes de retomar sus inútiles intentos por quitarse lo que le impide moverse. Al comprender que no piensa responder, Kasumi insiste—: Lo repetiré, ¿qué es esto para ti? ¿Lo habías visto antes? —repite, apretando la soga para incitarlo a hablar.

—¡Eso a ti no te incumbe! ¡Solo suéltame! ¡No seas cobarde! —él exclama con ira, con lo que Kasumi comprende que no tiene sentido intentar hablar con él.

Momentos después, Kanato siente una fuerte ráfaga, seguida del sonido de un cristal quebrándose; al instante comprende que se trata de su casco rompiéndose, más cuando nota que comienza a agrietarse antes de caer al suelo en pedazos.

Kasumi, por su parte, luego de destruir aquel objeto pone toda su atención en lo que había debajo, encontrándose exactamente con lo que tenía la esperanza de ver. Aquellos ojos púrpuras y ese cabello rojo despeinado sólo podían pertenecer a una persona, no le cuesta nada verlo como la versión mayor del niño que vio por última vez diez años atrás. Los grandes ojos de Kasumi se llenan de lágrimas sin derramar, mientras se lleva las manos a la boca

—¿Ka...Kanato? —es la única palabra que consigue pronunciar con la voz temblorosa, sin darse cuenta de que lo ha liberado de forma inconsciente. El nombrado al principio se muestra entre distraído y confundido, sin embargo, esto no dura; en cuanto recupera el equilibrio, se abalanza sobre Kasumi, quedando sobre ella en el suelo y apuntándole con un cuchillo sin poder disimular el temblor en sus manos.

—¡¿Cómo sabes mi nombre?! —exclama en un tono histérico y la respiración agitada.

En un principio no responde, solo toma el cuchillo con sus dedos índice y pulgar para quitárselo y arrojarlo lejos. Entonces se forma una sonrisa en su rostro y abraza con fuerza a Kanato.

—Nunca podría olvidar a mi hermanito —le dice al oído. Luego de una breve pausa se separa un poco, aun sonriendo para añadir—: Te extrañé mucho.

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