Capítulo 76

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—¿Q-qué está pasando? —tartamudea el vampiro que inicialmente estaba con Lucy, sin apartar su mirada asustada del que es idéntico a él.

—¿Y ahora qué hacemos? —pregunta Kou angustiado, a lo que nadie responde.

Es evidente que tienen que hallar una forma de distinguir al verdadero y al impostor, sin embargo, pasan varios minutos en los que a nadie se le ocurre nada.

—¿Lo has visto actuar extraño desde que se encontraron por última vez? —pregunta Aizel a Lucy, manteniendo la mayor calma que puede.

—No alcancé a ver nada raro, pero en realidad no llevaba más de cinco minutos con él —dice luego de pensarlo un poco—. Midori terminó bastante herida; como estaba, no podía pelear más, así que decidí llevarla a un lugar seguro. Para cuando llegué, Makoto ya estaba aquí.

Una sonrisa de alivio se dibuja en los rostros de Kanato y Aki al escuchar que Midori sigue con vida, sin embargo, en pocos segundos se hacen conscientes de que aún se tiene que solucionar lo de Makoto.

—Podríamos probar con alguna pregunta que solo el verdadero Makoto pueda responder —propone Kasumi.

—En eso estaba pensando —Kou le da la razón—, el problema es que no se me ocurre nada ahora, no sabemos cuánto pueda haber descubierto el impostor.

—Yo soy yo, él es el impostor, ¡tienen que creerme! —exclama desesperado el mismo que habló antes.

—Eso me suena a Makoto —observa Lucy.

—A mí también —concuerda Kasumi, pensativa.

—No pueden creerle, yo soy Makoto, él intenta engañarlos —replica el que inicialmente apareció junto a Aki.

Por un minuto nadie se atreve a hacer nada, solo se miran entre sí, preguntándose qué hacer. Los dos se ven exactamente igual e incluso hablan de la misma forma. Lo único que tienen claro todos es que tienen que solucionar este asunto cuanto antes.

—Makoto —Aizel pronuncia con la seriedad que es habitual en él, llamando la atención de los dos—. ¿Cómo nos conocimos?

—E-eso... —tartamudea el que ya se encontraba en el lugar.

—Fue hace seis años —afirma el otro sin una pizca de duda—. Tú mataste a la vampira que me convirtió.

—¿Cómo sabes eso? —pregunta el contrario apenas con un hilo de voz y los ojos abiertos de par en par.

Un nuevo silencio se instala. Aizel los mira a ambos con detenimiento antes de acercarse al que está considerablemente más nervioso y sin previo aviso, tira con fuerza de uno de los mechones de su cabello.

—¡Ay! —exclama con dolor, deteniendo la mano de Aizel—. ¡¿Por qué lo hiciste?!

Él por su parte, no responde, solo le dirige una mirada a Kou y señala al otro Makoto con la cabeza. Kou comprende de inmediato la indicación, así que no tarda en repetir lo que su amigo había hecho con el otro vampiro, sin embargo, en lugar de causar un corto dolor, se queda con una bola de pelos que se encontraba acomodada a la perfección hace escasos segundos.

El impostor recién descubierto pasa varios segundos sin mover un músculo, ni siquiera aparta su vista de un punto fijo en el espacio, aunque, por otro lado, gradualmente cambia, revelando una apariencia más infantil, con una estatura un poco más baja, al mismo tiempo que su expresión comienza a denotar el miedo que siente.

—Tú... —murmura Kou, atrayendo la atención del ahora asustado vampiro. Si sus ojos fueran armas, el chico frente a él ya estaría muerto—. Eres el de antes ¿verdad? —continúa, apretando sus puños hasta el punto de comenzar a lastimarse las palmas con sus uñas.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora