Capítulo 53

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Kanato

—¿Quieres regresar? —pregunta Aki.

En parte quiero hacerlo, pero tengo un presentimiento de que donde esté él también pueden estar Haru y Kasumi. No podemos perder esta oportunidad.

—No, sigamos.

—¿Estás seguro? Me preocupa lo que dicen de cuando un vampiro...

—Seguro —lo interrumpo, decidido. No me hace falta que diga lo que pasa cuando un vampiro se encuentra con el que lo convirtió. En especial considerando que no le pasó nada a Kasumi aquel día, bueno, al menos hasta donde pude ver. Ya que lo pienso, estaba muy nerviosa, pero prefiero pensar que era por el trauma del día en que todo pasó.

—Está bien —asiente, no muy convencido.

Los dos permanecemos en absoluto silencio mientras continuamos. Es incómodo, pero no tengo ninguna intención de romperlo, no cuando cualquier conversación que pueda iniciar seguramente termine en un tema del que no quiero hablar y no sé si algún día quiera. De repente escucho algo acercándose y me detengo, sosteniendo a Aki del brazo para que haga lo mismo.

—¿Qué pasa? —pregunta en voz baja.

—Alguien se acerca —respondo en el mismo tono, tratando de concentrarme en los pasos decididos que se avecinan.

—Por favor, no se molesten. Sé que están allí —dice una voz que ya reconozco a la perfección y por la expresión que tiene Aki, asumo que él también—. ¿Debo suponer que has reconsiderado lo que hablamos, Aki?

Sé que el chico a mi lado está aterrado y su pulso se ha acelerado en gran medida en los últimos segundos. Sin embargo, cuando abre la boca demuestra una inesperada confianza combinada con ira.

—¿Dónde está Haru? —exige una respuesta antes de dirigirse al punto del que vino la voz.

—Espera, piensa antes de hacer algo —digo, pero no me hace caso, así que decido seguirlo para hacer que se detenga.

En el momento que lo alcanzo, puedo escuchar una puerta cerrándose a nuestras espaldas, lo cual también llama su atención. Inmediatamente, doy media vuelta para tratar de abrir la inmensa puerta, pero está bloqueada por completo. Intento tirar de la perilla con fuerza, pero no consigo más que caer de espaldas al suelo con un trozo de metal en la mano, que lanzo hacia la puerta con frustración en el mismo instante.

No hay tiempo que perder, así que me pongo de pie, dándole una mirada reprobatoria a Aki. Y luego dicen que yo soy el impulsivo. Él parece apenado por su acto y agacha la cabeza, esto no es propio de él, y creo que en parte entiendo lo que le ocurre, ahora estamos casi en la misma situación.

—Hola, Aki— la voz de Haru invade el lugar, momentos después podemos verlo. —Oh, también estás tú— dice mirándome de arriba a abajo. —Te queda el blanco— sonríe con un tono de burla.

Está bien, es hermano de Aki, eso lo entiendo, pero ¿por qué demonios Kasumi se preocupa tanto por él? Este sujeto es insoportable. Quiero darle un golpe, pero el chico junto a mí me detiene con una mirada suplicante antes de ver a su gemelo.

—Por favor, recapacita. Esto está mal, tú no eres así ¿por qué no vamos a otra parte y hablamos? Solo tú y yo, ¿qué dices? — Aki intenta razonar, pero tengo el presentimiento de que no funcionará.

—Lo que dices tiene sentido. Sin embargo, tengo una mejor idea —dice, formando una sonrisa perversa. Entonces levanta su mano en dirección a su hermano y de ella sale una sustancia rojiza, oscura y viscosa que empuja al chico de cabello azul contra un muro. En un momento Haru está a pocos centímetros de él—. ¿Qué tal si acabo contigo de una vez por todas?

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora