Capítulo 54

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Kanato

La sensación de incertidumbre es opacada por el alivio que siento al ver que Midori sigue en una pieza. Ya una vez creí que no la volvería a ver, por eso me alegra encontrarla aparentemente sin un rasguño. Pensar en algo que decir deja de interesarme cuando se acerca y siento sus brazos rodearme.

—¿Midori?

—Estaba muy preocupada. Me alegra que estés bien.

Bien es un término relativo. Si esto hubiera pasado ayer, seguramente nadie diría que esto es "estar bien", aunque si tengo en cuenta que lo más probable es que me creyera muerto, supongo que sí se podría decir que estoy bien.

—A mí también me alegra verte —digo correspondiendo el abrazo. Un par de segundos después interviene Aizel.

—Odio interrumpir, pero debemos irnos —dice sin darnos tiempo para responder antes de comenzar a caminar bastante rápido hacia el camino por el que llegamos con Aki.

—¿Sabes cómo salir? —pregunto, es extraño que de repente conozca el camino.

—Sí, ahora no hay tiempo para explicar.

En este momento me gustaría darle una bofetada y exigirle todas las respuestas que nos debe, pero me contengo porque sé que pelear entre nosotros ahora sería la peor idea que podría tener. Luego de un par de minutos siento que vamos en círculos, pero no me atrevo a decir nada.

—¿Seguro de que este es el camino? —para mi sorpresa, es Aki quien cuestiona. En verdad está actuando extraño y no termino de comprender por qué.

—Sí —es la única respuesta que obtenemos. Para ser sincero, no sabría decir si está molesto o simplemente es así su personalidad y la verdad comienzo a creer que es mejor no saberlo.

Al final parece que sí es bueno confiar en Aizel, ya que pocos minutos después llegamos al lugar en el que nos separamos inicialmente. Volver a sentir el aire fresco es un gran alivio y a cada segundo que pasa la realidad me parece más lejana. Eso hasta que Aizel me hace reaccionar.

—Volvamos al bosque, a volar.

—¿Qué? —tartamudeo sin terminar de comprender.

—Eres vampiro, puedes volar por tu cuenta. Además, no puedo llevarlos a los tres. No más quejas, hay que irnos antes de que esto se complique más —dice frunciendo el entrecejo.

—No-no puedo, no sé hacerlo—. No sé qué me frustra más, que él no comprenda que no llevo más de dos horas así o que realmente soy incapaz de hacer ninguna cosa bien—. ¿Por qué no regresamos en auto? No tuvimos ningún problema para llegar.

Aizel suelta un suspiro pesado ante la petición. —Mira, no es que no me encante la idea, pero en primer lugar ya no hay un vampiro sino dos, eso sí llamaría la atención, en segundo, ayer me estaban buscando, las calles eran el lugar menos obvio, y en tercero, volando tardaríamos mucho menos tiempo ¿Quieres más razones?

Odio aceptarlo, pero tiene razón en todo lo que acaba de decir. Aun así, no puedo dejar de temerle a las alturas de un momento a otro, además no tengo idea de cómo usar ninguno de los poderes que tienen los vampiros, incluido volar. Pido ayuda con la mirada a Aki y Midori, pero ambos desvían la vista en silencio. Traidores.

—No, está bien. En ese caso ¿podrías llevarlos a ellos? Veré la forma de llegar sin llamar la atención ¿Estás bien con que nos encontremos en el lago?

—Como quieras —se encoge de hombros—. No tardes demasiado.

—Ten cuidado, ¿sí? —dice Aki, no hacía falta que lo hiciera, pero me llega una sensación agradable al saber que se preocupa.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora