Mensaje [Extra 2]

19 2 17
                                    

—Aizel, ¿Puedes escucharme? Espero que sí. Si no, esto no tendría mucho sentido —la voz de Kasumi comienza a sonar en la grabación.

Yo... bueno, sabes que no soy muy buena con las palabras y eso, pero, aun así, sentía que tenía que hacer esto. Lo que quería decir es... —su tono es cada vez más inestable y luego añade a un menor volumen para sí misma—: ¿Por qué es tan difícil decir esto?

Solo quiero que sepas que te extraño mucho, no tienes idea de cuánto me haces falta —confiesa luego de un prolongado silencio—. Desde la primera vez que te vi estuviste protegiéndome; no había pasado mucho hasta que comencé a enamorarme de ti, me hiciste sentir algo que nunca había sentido, y en el tiempo que no has estado, mis sentimientos por ti no han cambiado en nada. Aizel, te amo, debí haberlo dicho muchas más veces, ahora lamento no haberlo hecho. Supongo que no lo hice porque pensé que siempre estarías allí, pero entonces pasó todo esto y... y ya no sé qué hacer, daría lo que fuera por poder estar contigo al menos un día más, al menos escuchar tu voz... —una larga pausa se extiende antes de que continúe.

Kou me lo dijo todo... la razón por la que querías hacer las paces con Kanato... por qué estabas allí ese día. Lo que le habías pedido que consiguiera... seguramente no querías que me enterara de esta forma. Sin embargo, ahora solo me queda decir una cosa, aunque solo hay una respuesta que podría darte, solo por si en algún momento lo dudaste, quiero que sepas que la respuesta es sí. Nada me haría más feliz que pasar el resto de mi vida contigo. No me importa si ahora no podamos estar juntos, y tampoco me importa cuánto tiempo tardes. Te voy a estar esperando justo aquí para siempre. Solo te pido una cosa, por favor sé fuerte igual que como has sido siempre, resiste hasta el día en que podamos vernos una vez más. Te amo.

El audio finaliza junto con la última palabra, dejando el lugar en absoluto silencio. Aizel entonces abre los ojos, regresando a la realidad.

No le gusta lo que ve, ya que todo a su alrededor le recuerda que ella ya no está.

Hace mucho ha perdido la cuenta de las veces que ha escuchado la grabación que Aki le dio, pero no puede dejar de hacerlo, porque es la única forma en que puede volver a escuchar esa dulce voz, porque así intenta convencerse de que sigue allí, esperándolo en alguna parte, aunque en el fondo sabe que no es así.

El vampiro observa por algunos momentos un dibujo de ella, uno de muchos que siempre quiso regalarle porque sabe cuánto le gustaban.

Mientras piensa en ella, un recuerdo doloroso de sus últimos momentos lo asalta de repente, que le fuerza a reproducir el audio una vez más y cerrar los ojos, con lo que se tranquiliza.

—Aizel, ¿puedes escucharme?

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora