Capítulo 48

82 3 167
                                    

—No puedo creer que en verdad lo hiciste— dice el vampiro, acercándose con una sonrisa. —Te traigo a un cazador en bandeja de plata, apenas se puede mover, y además con una herida mortal ¿Y lo que haces es curarlo? Ya no sé si pensar si eres demasiado noble o demasiado estúpida. Bien, si quieres que así sean las cosas, esfuérzate por mantenerlo con vida, porque será el único saco de sangre que te daré.

Kasumi le da un vistazo rápido al chico junto a ella antes de volver a ver al vampiro con una mirada cargada de odio —¿Y se supone que debo agradecerte por eso?

—Para ser sincero, me da igual —se encoje de hombros—. Solo pensé en hacer esto un poco menos desagradable, al menos hasta donde se pueda.

Todos están en absoluto silencio mientras el vampiro saca una llave de un bolsillo y la introduce en la cerradura para abrir levemente la reja con una mano cubierta por un guante blanco. En ese mismo instante, extiende la otra mano hacia el frente y cientos de hilos negros viajan hacia el cuello y las muñecas de Kasumi, rodeándolas antes de tomar forma de cadenas.

—Un movimiento en falso y despídete de tu cabeza —dice, empujando hasta arrinconarla contra la pared. Ella aterrorizada, se limita a seguir el movimiento con las piernas temblorosas, mientras que Ayato es disparado hacia un rincón, donde está atrapado por una red negra y viscosa.

—¿Qué es lo que quieres de mí? —intenta parecer desafiante, pero el temor es evidente en su voz.

—Oh, querida. Lo que no comprendes es que para mí no eres más que un peón en este gran juego. Eres completamente prescindible. Lo que ocurre es que, si te utilizo de la forma adecuada, podrías serme de utilidad— dice y clava lentamente una de sus garras en el hombro de Kasumi. Ésta no puede hacer más que poner un gesto de dolor, reprimiendo un grito. —Es por eso que te mantengo con vida, es por eso que voy a hacer las siguientes semanas de tu vida un infierno. Voy a aplastar hasta la última pizca de voluntad que tengas para que dejes de ser un estorbo y te conviertas en la pieza que me falta para conseguir lo que quiero. Cuando termine contigo serás incapaz de hacer algo además de obedecer ciegamente a mis órdenes. Eso incluye lastimar a tus amigos, tu novio, e incluso a tu querido hermano ¿Qué opinas de eso?

Los ojos de Kasumi reflejan terror puro con solo pensar en esa idea. Todo su cuerpo tiembla y le enfurece saber que ahora mismo no puede hacer nada para impedir que lo que el hombre frente a ella dice se convierta en una realidad.

—Bien, no importa. Dentro de poco tu opinión se volverá completamente irrelevante —entonces sus manos pasan a estar a cada lado de la cabeza de la vampira y forma una sonrisa torcida—. ¿Quieres comenzar?

Los intentos de Kasumi por apartarse son completamente inútiles. Esta vez no consigue evitar que unas cuantas lágrimas traicioneras se derramen junto a un grito desgarrador cuando el doku del vampiro se introduce lentamente en su cabeza, abriendo su camino a partir de los oídos de la chica.

—¡Ya basta! La estás lastimando —dice Ayato, alarmado. A pesar de que no conoce a Kasumi, está completamente en desacuerdo de que alguien deba ser torturado de esa forma. Viendo que es completamente ignorado, continúa—. Oye, te estoy hablando ¿Al menos te ha hecho algo para merecer esto?

Pasados un par de segundos, el vampiro aparta sus manos e inmediatamente hay un notable descanso para Kasumi, quién se deja caer con la respiración agitada.

—Más importante que eso, ¿en qué te afecta lo que le ocurra, cazador? —replica con desprecio—. Hasta donde sé, eres consciente de que ella te acaba de salvar la vida. Considerando esto, ¿En verdad te importaría o tendrías la mínima preocupación si no hubiera sido así?

El chico de cabello marrón posa su mirada en la vampira por un momento antes de volver al hombre con el que habla, el menor atisbo de duda es suficiente para que el vampiro obtenga una conclusión.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora