Capítulo 72

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Ayato

Pocas veces me he sentido tan inútil como en las últimas semanas, pero lo de hace unos minutos, además de eso, me hace sentir terriblemente culpable. Puede que al final no hubiera podido hacer nada, aunque lo intentara, pero eso no impide que la culpa me atormente más a cada segundo que pasa.

Ahora Aki debe estar odiándome y tendría toda la razón del mundo, es decir, escapé como un completo cobarde en cuanto la silueta de ese sujeto comenzó a dibujarse frente a mí. Si tan solo hubiera tenido el valor de mantenerme allí, al menos podría decir que lo intenté, pero al final no fui más que un inútil. Admito que me siento un poco más seguro con las once balas que quedan en la pistola que tengo escondida entre la ropa, pero eso no es suficiente para enfrentarme a aquel vampiro; no tengo la mejor puntería del mundo, soy consciente de ello, y estoy seguro de que, si llego a fallar en un tiro contra él, no me dará la oportunidad de disparar de nuevo.

Viendo que hasta ahora nadie me ha atacado, supongo que, por fortuna, no sospecha nada todavía; aun así, debo permanecer alerta en todo momento.

Sin quererlo, he terminado en el lugar donde suelo estar con Haru y Kasumi. De hecho, he notado que casi siempre que voy sin rumbo, de alguna forma acabo aquí. Por ahora no sé qué más hacer, así que cruzo la puerta y me siento en una silla a pensar en qué debería hacer a continuación.

Está bien, hay que repasar las cosas. Para comenzar, ahora soy vampiro, esto sumado al hecho de que estoy en este lugar, hará pensar a cualquiera que estoy del lado de ese sujeto, así que debo ser cuidadoso con cualquier persona que no conozca, eso incluye otros vampiros y básicamente cualquier humano... no puede ser, ya estoy hablando como vampiro. Bueno, dejando de lado ese pensamiento, también debo considerar que Aki pudo haberme delatado, ya sea de forma intencional o inconsciente, así que tampoco puedo relajarme cuando esté con Haru. En cuanto a él, supongo que, si me lo encuentro, haré un último intento por hacerlo entrar en razón; de lo contrario, dejaré eso en manos de su hermano, él debe saber manejarlo mucho mejor que yo.

Sobre la chica, parecía que esos dos vampiros tenían como, al menos uno de sus objetivos, traerla de vuelta, así que no pensaré mucho en el tema, aunque en verdad espero que les vaya bien; ella parecía buena, sería una pena que se quedara como está ahora.

También está el pequeño ejército de vampiros-títere que ha formado aquel sujeto, el cual parece ignorarme por completo, al igual que siempre. Supongo que puedo hacer lo mismo con ellos a menos que alguno comience a atacar, entonces tendría que improvisar.

Por último, tenemos a Mayu. Aún recuerdo bien el camino para llegar hasta ella, sin embargo, el problema es sacarla de aquí. Mi búsqueda no ha parado por un solo momento, pero no tengo ni una pista de dónde pueda haber una salida de este lugar, todos los caminos que intento no parecen más que callejones sin salida, casi como si estuviera en un laberinto que nunca deja de cambiar.

Sujeto el arma con mi mano derecha, pensando en hacer algo increíblemente tonto e impulsivo, cuando una presencia a mi espalda me deja congelado en mi lugar, antes de volver a ocultar el arma a toda velocidad por acto reflejo. Por fortuna, tan solo es Haru, no lo acompaña aquel vampiro, el cual, en ocasiones viene con él sin motivo aparente.

El chico frente a mí luce más que aturdido, a la vez que sus ojos parecen ver y no ver al mismo tiempo lo que tienen en frente. No tengo idea de qué habrá pasado con él, pero es seguro que le afectó, y mucho.

—¿Estás bien? —pregunto con un tono preocupado; al final sigue siendo mi amigo, lo lógico es que me preocupe por él.

Haru pasa algunos momentos viendo a la nada mientras toma asiento en un sillón cercano a una ventana, como si estuviera en piloto automático. Por un instante llego a considerar que ese sujeto le haya hecho a Haru lo mismo que a casi todos aquí, pero descarto esa idea cuando lo veo parpadear unas cuantas veces antes de dirigir su atención hacia mí sin dejar del todo su aire ausente.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora