Capítulo 11

78 5 419
                                    

Kasumi

No tengo idea de qué hora es o cuanto haya dormido, cuando una alarma suena casi junto a mi oído, despertándome de golpe. Al comienzo me cuesta un poco orientarme, pero no pasa mucho hasta que consigo reconocer esta como la habitación a la que me guio Sora. Luego de pensar un largo rato sobre la forma en que estuvo actuando, he decidido darle una oportunidad, solo eso; si al final resulta ser un idiota, como lo había pensado, solo lo evitaré lo más que pueda hasta que se aburra.

Lo primero que hago al levantarme es ponerme la ropa que se encontraba doblada sobre una mesa de noche, que asumo que habían puesto para mí. Una vez que he terminado con esto no tengo idea de que hacer o a donde ir, así que solo me quedo en el pasillo de en frente por temor a terminar extraviada.

Poco después de salir, comienzan a pasar varios vampiros de un lado para otro, metidos en sus propios asuntos, así que no le dan importancia a mi presencia, lo cual agradezco, lo menos que quiero hacer es llamar la atención en este lugar.

No debo esperar mucho para cuando aparece en mi campo de visión el vampiro que se supone que me ayudará a orientarme. Lo primero que me llama la atención es que de nuevo parece no estar afectado por nada, como si la extraña conversación de ayer no hubiera pasado.

—Este lugar es más grande de lo que crees, pero por ahora no podremos ir a todas partes, así que será fácil ubicarte en los sitios donde pasarás la mayor parte del tiempo —comenta, mientras lo sigo por uno de los pasillos del lugar. Memorizo tan bien como puedo el recorrido, pero sé que necesitaré un tiempo para terminar de acostumbrarme—. Esto es el centro de todo —indica cuando llegamos a un espacio en verdad enorme. En el fondo hay una tarima, pero poco más que eso—. Es fácil llegar desde cualquier parte, así que siempre que hacen un anuncio u ocurre algo especial, todos se reúnen aquí —hace una corta pausa, sentándose en el borde de la plataforma—. Debiste estar aquí hace un par de días, nunca pensé que vería tantos vampiros juntos, debían ser al menos unos seiscientos —comenta con entusiasmo, aunque intenta calmarse un poco al ver que no me emociona tanto la idea.

No es que me disguste, tampoco me alegra, tan solo me tiene algo pensativa; si bien en lo que lleva del día he visto bastantes vampiros, no imaginaba que fueran tantos y apuesto a que allí no estaban todos.

—Como sea —continúa—, básicamente reunieron a todos porque había bastantes nuevos, así que de ese modo era más sencillo explicar las cosas. Eso sí, aquí son malditamente estrictos, eso es lo único que no me gustó, hubo un discurso dramático sobre cómo estamos en guerra contra los humanos y blah, blah, blah... como si no lo supiéramos ya —hace un gesto con la mano y rueda los ojos al cielo con exasperación, sé que pretende hacerme reír, pero está lejos de conseguirlo; aún es imposible no estar tensa cerca de él—. Y después de eso llegaron las amenazas por si ... —de repente se calla, al tiempo que luce algo nervioso.

—Por si... ¿qué? —pregunto, algo angustiada.

Abre la boca para decir algo, pero lo piensa mejor y se calla, mientras le echa un vistazo alrededor. Entonces suelta un suspiro pesado y vuelve a ponerse de pie.

—Aquí no. Prefiero ir a donde nadie escuche —aquellas palabras me hacen desconfiar de inmediato, aunque me sigue inquietando la actitud que adoptó en cuanto mencionó el tema, así que decido seguirlo; si intenta cualquier cosa extraña, siempre puedo volver a arrancarle el brazo, igual le volverá a crecer y servirá para quitármelo de encima.

—¿Y bien? —pregunto impaciente en cuanto se detiene. Hay un largo y tenso silencio que se prolonga hasta que decide hablar.

—Mira, no sé hasta qué punto se deba hablar de esto, pero tenías que saberlo —confiesa en un tono serio—. En resumen, luego de aclarar que hacer parte de Kiba no es un día de campo, preguntaron si alguien quería retirarse antes de comenzar. Un grupo de más o menos diez salió en ese momento, pero en cuanto pusieron un pie fuera de la sala fueron decapitados sin oportunidad de arrepentirse o defenderse. Cuando vi eso comprendí que lo que sea que te haya dicho ese mocoso no es más que una mentira para mantenerte aquí; no estamos entre amigos, esta no es una organización benevolente para ayudar a vampiros en problemas, todo lo que quieren es reclutar soldados para mantener la poca seguridad que han conseguido y no les importa sacrificar a los vampiros que sean necesarios para eso.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora