Capítulo 23

48 5 454
                                    

Lentamente, las heridas sanan y el miembro desprendido se regenera, mientras el trozo restante se deshace como si estuviera hecho de polvo.

Kanato, por su parte comienza a sentir cierta debilidad que no deja de crecer, seguida de un mareo que lo saca de balance. Ya no puede más y con un rápido movimiento se aparta de Kasumi.

Pasan algunos minutos y el lugar permanece en completo silencio hasta que Kanato reacciona, recuerda la razón por la que ahora se encuentra sobre un charco negro, el cual parece más pequeño a cada segundo que pasa. El pelirrojo se gira sobre sí mismo en dirección a la chica que yace en el suelo a escasos metros y articula una única palabra: "Midori".

—Está bien, solo está inconsciente. En un rato despertará —dice Kasumi con la mirada fija en el suelo y la cabeza agachada. Luego de una breve pausa, continúa—: Tardé demasiado en reaccionar y logró disparar antes de caer. ¿Qué piensas hacer con ella?

—Por el momento deberíamos ir arriba, aquí podrían vernos —dice con un suspiro—, ya pensaré en algo con respecto a eso. ¿Te encuentras bien?

—Sí, creo que ya puedo ponerme de pie —responde, forzando una sonrisa.

Entonces Kanato, con un leve mareo, se dirige hacia la chica inconsciente para después llevarla arriba.

Ahora se encuentran los hermanos hablando entre ellos en voz baja junto a la puerta de la habitación, casi susurrando, mientras que Midori, por su parte, apenas está recobrando la conciencia. Al principio solo consigue escuchar leves voces que no logra comprender, aunque cree escuchar por un momento un "Está despertando".

Le cuesta algo de trabajo, pero comienza a abrir los ojos unos segundos después, entonces distingue vagamente un par de figuras frente a ella, todavía borrosas. Se dispone a frotarse los ojos con el fin de aclarar su vista, sin embargo, sus brazos no le responden adecuadamente, no los puede mover, están atados. Desorientada, no puede evitar preguntarse qué ocurrió y cómo llegó a esta situación.

Lo recuerda todo de golpe, desde el momento en que tocó la puerta, hasta que su mirada se cruzó con la de un par de ojos rojos y brillantes. Al cabo de algunos segundos entre estar abriendo y cerrando los ojos, finalmente despierta del todo. Sabe que no se puede mover, tampoco se le ocurre nada coherente para decir y a duras penas formula una pregunta.

—Ka-Kanato... ¿Qué estás haciendo? —tartamudea, sonando hasta cierto punto desesperada, pero ninguno de los presentes parece darle importancia. El pelirrojo se limita a dedicarle una mirada y pronunciar su nombre con el tono más calmado que puede producir.

—Midori, necesito que te tranquilices por un minuto y escuches, ella no es peligrosa, no va a hacernos nada a ninguno de los dos. Por eso te pido que evites dispararle a la mínima oportunidad, ¿puedes hacer eso?

—¿Al menos escuchas lo que estás diciendo? ¿Le encuentras algún sentido? Despierta, ella te está controlando. ¿No te das cuenta? Éste no eres tú, el Kanato que yo conozco no la habría dejado ir después de verla, ¡Reacciona! —trata de convencerlo con la mirada.

—Ella es diferente —dice de golpe, desviando la mirada. De inmediato Midori frunce el ceño, con un gesto entre confundido y enojado.

—Intentaba buscar alguna explicación lógica, pero ahora me queda claro que quien está detrás de esto eres tú —esta vez se dirige a Kasumi—. ¿Qué es lo que pretendes? ¿Qué tan torcido puede estar alguien para lavarle la cabeza a una persona y luego querer aparentar que está de su lado? ¿Ganas algo con esto?

Kanato se encuentra por protestar, sin embargo, su hermana le gana la palabra—: Exactamente es por eso que lo que dices no tiene ningún sentido. Supongamos que la parte de que lo estoy manipulando es verdad; si ese fuera el caso, ¿no sería mucho más simple controlarte a ti también? Eso sin duda es una mejor opción que intentar convencer a alguien con una mente tan cerrada como la tuya. Si no me he metido en tu cabeza es únicamente porque Kanato insistió; si no me importara lo que dice, en este momento podrías estar en un parque infantil pensando que tienes siete años. No tengo ningún control sobre él —aunque lo quiere ocultar, se puede notar con facilidad un tono irritado en sus palabras, mientras que la castaña se encuentra ardiendo de ira en su lugar.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora