Capítulo 22

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Kanato se encuentra en un lugar oscuro, apenas consigue distinguir algunas figuras a su alrededor, sin embargo, está tranquilo; esto dura hasta que escucha una voz, luego otra, después otras más, que van incrementando a medida que pasan los segundos y provienen de todas partes, las cuales no paran de decirle cosas que hacen crecer cada vez más su desesperación.

—¡Cállense! ¡Hagan silencio! —exclama, agachándose con los ojos cerrados y las manos sosteniendo su cabeza, hasta que le parece ya no escuchar nada. Entonces se hace presente una voz familiar y cálida.

—Kanato.

—¿Kasumi? —levanta la cabeza, abriendo los ojos.

—Ven conmigo hermanito, todo va a estar bien —dice la pelirroja a unos cuantos metros extendiendo los brazos.

—Kasumi —corrió hacia ella, sintiéndose como si tuviera ocho años una vez más. En cuanto la alcanza, se aferra con todas sus fuerzas a ella antes de pedir en un tono inestable—: No me dejes de nuevo.

—No lo haré. Ahora seremos uno; solo déjame tomar tu sangre y estaremos juntos para siempre.

—¿Q-que? —al levantar la vista, deja de ver el vago recuerdo que tiene de su hermana de hace más de diez años en el pasado; en cambio, se encuentra con su apariencia actual que, a pesar de ser casi idéntica, tiene algo de diferente que a él no le importa para nada.

—Solo te va a doler un poco y luego morirás —Los ojos de Kanato se abren por completo, mientras que todo su cuerpo se ha paralizado, solo puede reaccionar al escuchar una voz que por un momento le suena lejana.

—Kanato.

—¡No! —grita entre lágrimas, tomando el arma que tenía a mano derecha y apuntando al frente.

—Tranquilo, sólo soy yo —dice Kasumi, acercándose lentamente.

Kanato está temblando. Luego de calmar su respiración, devuelve la pistola a su lugar.

—No vuelvas a asustarme así —dice, tumbándose en la cama con un suspiro.

—¿Una pesadilla? —Con su brazo cubriendo sus ojos, mueve la cabeza en señal de afirmación—. ¿Quieres contarme sobre ello? —Niega de la misma forma—. No importa, ya pasó, nada de eso era real, y recuerda que siempre estaré para ti, por si necesitas cualquier cosa sólo tienes que llamarme—. Después de eso, ella simplemente sale de allí, creyendo que lo mejor es dejarlo a solas un rato.

"Es por esto que odio esas malditas pastillas" piensa Kanato. "No deberían tener efectos secundarios" es lo que siempre le dijeron, pero la realidad no podría ser más diferente. Cada vez que las usa, todo es horrible para él según sus palabras; náuseas, somnolencia, dolor de cabeza y otras cosas más, son las que tiene que soportar en cada ocasión, de las cuales, sin duda la peor son aquellas pesadillas. Incluso prefiere pasar días sin dormir, sin importar el sueño, simplemente porque le asusta quedarme dormido y ver esas horribles imágenes, cualquier cosa es mejor que eso para él.

Kanato presiente que si Kasumi fue con él debe ser porque estuvo hablando o gritando de nuevo entre sueños, cosa que le solía pasar bastante seguido hace un tiempo, según le comentaron. El otro factor que en verdad le molesta es que esas cosas no solo le afectan a él, sino también a quienes están a su alrededor; entre más lo piensa, más se convence de que debe hallar una solución, esto ya había pasado, pudo arreglarlo antes, así que eso le da moral para convencerse de que puede hacerlo otra vez.

Kanato pasa un rato pensando en varias posibles soluciones, sin encontrar nada que realmente funcione. Luego de frustrarse por no hallar una respuesta, finalmente decide dejar la cama. Se da una ducha para después vestirse con lo primero que encuentra y bajar al primer piso, donde ya se encuentra Kasumi.

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