Capítulo 2

110 11 189
                                    

Haru

El miedo me invade por completo al ver de nuevo movimiento en la no tan lejana esquina. No puedo moverme ni hacer nada para impedir que aquella figura blanca que apenas comienzo a distinguir, se acerque cada vez más. A medida que se acerca, puedo detallarla mejor, es una mujer, no, más bien una chica, diría que no tiene más de dieciocho años, mi edad. Tiene un vestido blanco algo desgastado que le da hasta las rodillas, su cabello le tapa casi todo el lado izquierdo de su cara y es lo suficientemente largo para que apenas se arrastrare por el suelo cuando camina y es bastante alta. Ella sigue acercándose y yo me limito a verla, sé que está mal siquiera pensarlo, es una vampira y debe ser peligrosa, ignorando el hecho de que está extremadamente delgada, al punto de que no parece saludable, me parece la chica más linda que haya visto en mi vida. Al contrario de lo que esperaba, a medida que la distancia va desapareciendo, en lugar de intentar escapar, no quiero moverme, solo puedo sentirme más calmado y tranquilo, de alguna forma me hace sentir seguro, a pesar de todo lo que siempre había escuchado, tengo la seguridad de que no me haría nada. Antes de que me diera cuenta, ya estaba frente a mí, observándome con sus grandes ojos rojos, con una cara que a mi parecer denota confusión. Entonces levanta su mano lentamente y la acerca a mi ojo derecho "Me va a quitar el parche" pienso cuando está a escasos centímetros.

—No —digo tomando su mano, la cual apenas alcanzó a tocar la tela del parche. En cuanto la toco, noto que es suave y delicada, pero al mismo tiempo es fría, al igual que un trozo de metal—. Por favor, no —repito.

Ella alejó su mano con la misma lentitud con la que la acercó, apostaría a que hace eso de ese modo únicamente para que yo no me asuste. Momentos después, se dirige hacia mi lado derecho.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto algo alterado, en el lugar donde está ahora no puedo verla muy bien debido al parche.

Ella no responde, solo se queda en silencio y unos pocos segundos después, acomoda la chaqueta para que pudiera liberarme, causando que caiga al suelo en el proceso, no me importa, al menos ya no estoy suspendido en el aire. En el momento en el que me soltó se apartó un par de metros, pero en ningún momento dejó de mirarme.

Entonces, mientras le sostengo la mirada, un recuerdo llega a mí, uno de hace mucho tiempo.

Debía tener unos cinco años, de alguna forma que ya no recuerdo, había terminado en una batalla entre unos cazadores y un grupo de vampiros, estaba aterrado, así que corrí hacia un auto abandonado que estaba allí y me oculté en la parte trasera, donde se ponen las maletas. No habían pasado ni diez minutos desde que había entrado en el auto, aunque para mí en ese entonces fue una eternidad, cuando un vampiro abrió la puerta, estaba justo frente a mí. Yo estaba sudando frío, estaba seguro de que iba a morir en ese momento, pero en lugar de eso, aquel vampiro me dedicó una sincera sonrisa, luego me revolvió el pelo y dijo: —No tengas miedo, todo va a estar bien.

Después de eso, me cargó hasta lo que parecía una fábrica antigua, en ningún momento traté de oponer resistencia, ya que, al igual que ahora, me sentía a salvo con él. Luego de dar algunas vueltas por el antiguo lugar, me dejó en una pequeña oficina y dijo: —Quédate aquí y no hagas ruido, ellos podrían encontrarte, vendré por ti cuando sea seguro salir. Cuando salga, pon esa silla contra la puerta y no la quites por nada hasta que regrese ¿Está bien? —Yo solo fui capaz se asentir y obedecer. Lo único que hice fue quedarme en ese lugar en silencio, observando por un pequeño agujero en la pared lo que estaba haciendo aquel vampiro que acababa de salir por la puerta, ahora cerrada. No había pasado mucho tiempo hasta que llegó un grupo de cazadores. En ese momento y hasta ahora me pregunto dónde la había tenido guardada todo el tiempo, saca una katana y comienza a luchar. No le estaba yendo tan mal, hasta que llegaron más cazadores, que con una serie de ataques rápidos y precisos terminaron matándolo sin mucha dificultad, no podía creer lo que estaba viendo, me quedé paralizado, no podía moverme, ni pedir ayuda, ni nada. Al amanecer del día siguiente llegó mi madre y me llevó a casa. Todo este tiempo he estado repitiéndome que solo fue un sueño, nada de eso pasó.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora