Capítulo 34

76 4 509
                                    

Midori

Al ver que Makoto está despierto, inmediatamente retiro la mano. Trato de buscar una excusa o algo, cualquier cosa que le haga entender qué rayos hacía yo tocando su oreja mientras dormía. Sin embargo, todo lo que logra salir de mi boca son balbuceos sin sentido. Cada vez me sonrojo más, y siento la necesidad de taparme la cara con las manos, todavía tratando de dar una explicación, sin llegar a dar más de una palabra con sentido.

Temo que esté enojado, nunca he visto que se moleste realmente, pero me aterra pensar que lo que hice pueda molestarlo mucho.

Los sonidos sin sentido que salen de mí se detienen en seco cuando siento que toma mi muñeca y aparta mi mano del "escudo" que improvisé. En cuanto la mueve cierro los ojos con fuerza, lo hago hasta que noto que puso mi mano en su pecho que, para mi sorpresa, es cálido. Entonces abro los ojos.

—Yo... esto... lo siento.

No dice nada, no se mueve, solo se queda allí con una expresión neutra. Ruego por que diga algo, lo que sea, pero no lo hace. Y así pasa algunos segundos hasta que extiende su mano hacia mí. La pone detrás de mi cabeza y me acerca lentamente a él. Estando a escasos centímetros cierra los ojos y me besa. No sé qué hacer, no sé cómo reaccionar, solo sé que no quiero apartarlo, y que de nuevo debo estar tan roja como un tomate y mi corazón va a mil por hora.

Segundos después se aparta y me mira. Parece que va a decir algo, pero se arrepiente y se lo guarda. Espero a que haga o diga algo, pero no lo hace. No me doy tiempo a mí misma para arrepentirme y decido besarlo. No sé ni siquiera si lo estoy haciendo como se debe, pero igualmente él corresponde, rodeándome con sus brazos.

—Te amo —dice al terminar el beso y me quedo sin aliento. Va en serio, lo puedo ver en su mirada.

—Makoto, yo... —soy interrumpida cuando pone su dedo sobre mis labios.

—No digas nada. Quiero disfrutar el momento un poco más—. Yo asiento y él me abraza, aunque esta vez se siente completamente diferente de la anterior.

No sé cuánto tiempo pasamos así, pero me parece que ha sido bastante y me ha dado tiempo para pensar.

—Makoto —digo al apartarlo.

—¿Sí?

—Quiero hacerlo. Lo que dijiste antes sobre curarme. Ya decidí que quiero hacerlo —lo miro a los ojos.

—¿Estás segura? —pregunta, serio.

Asiento. —Confío en ti.

—Entonces ¿Estaría bien en media hora? Servirá mejor si lo hago en la noche.

—Por mí está bien—. Lo mejor es terminar con esto lo más pronto posible.

—Debo preparar algunas cosas, no tardaré —sonríe y se levanta de un salto, para ir a las sombras una vez más.

Mientras no está aquí, comienzo a sentir el peso de sus palabras. Realmente dijo que me ama y no podría sentirme más confundida al respecto. Acepto que desde hace un tiempo me siento algo extraña cuando está junto a mí, pero no podría asegurar que eso sea amor, como para decirle que yo también lo amo a él.

El tiempo se me hizo rápido y antes de lo que esperaba, llega la hora. Estoy demasiado nerviosa como para ocultarlo, pero igualmente hago el intento.

—Como te había dicho antes, voy a darte un poco de mi doku para sanar las heridas. Tardará alrededor de tres días en salir de tu sistema por completo. Durante ese tiempo, probablemente no sientas hambre y tu horario de sueño cambie. Lo mejor sería que esperes a que todo termine antes de darte el sol o volver con los humanos, solo por precaución. Entonces ¿Estás lista?

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora