Capítulo 46

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Algunos minutos después, Aizel y Kanato aterrizan a pocos metros del lugar en el que se encontrarían con Haru y Midori, los cuales ya llevaban un largo e incómodo rato allí. Nunca se habían visto en la vida y la situación no ayuda para nada a romper el hielo. La paciencia de Haru se agota a cada minuto que pasa y comienza a considerar la opción de atacar a la chica de ojos verdes y escapar, sin embargo, se arrepiente pensando que, si consigue rescatarla, Kasumi volvería a amarlo. Pensamiento que, desde luego no se cumpliría.

De repente se escucha movimiento. Tanto el híbrido como la cazadora están alerta hasta que la castaña consigue reconocer una cabellera roja y despeinada. Entonces no puede evitar correr a él, aliviada de que todo haya resultado bien por ambos lados.

—¡Kanato! —exclama, corriendo hacia él para darle un fuerte abrazo, el cual, el pelirrojo corresponde algo incómodo.

—Veo que no tuviste muchos problemas —dice con una leve sonrisa, separándose.

No es hasta que se aparta que Midori nota la presencia de Aizel. Él solo está de pie allí, con una expresión que no demuestra ningún sentimiento en particular. Igualmente, esto es más que suficiente para que la chica esté completamente intimidada.

Con la voz baja y temblorosa apenas consigue decir "Hola" con un tartamudeo, sin saber qué más decir. A lo que el vampiro responde con un saludo con la cabeza.

—Tranquila, no va a hacerte nada —Kanato intenta calmarla, poniendo una mano en el hombro de la castaña.

Un momento después, Aizel finalmente habla—: ¿Y quién es ese? —pregunta, refiriéndose al chico de cabello azul con un aura amenazante.

—Me llamo Haru. Estoy aquí por la misma razón que tú —dice con inesperada confianza. Haciendo lo posible por no demostrar ningún rastro del temor que siente a causa del vampiro.

Aizel lo piensa unos segundos antes de que un pensamiento fugaz cruce su mente —¿Tú eres el que fue a Akinashi hace un par de días?

—No tengo idea de qué estás hablando —niega de inmediato.

—De hecho, ese fui yo —dice una voz desde las sombras que llama la atención de los cuatro. Momentos después, un chico de cabello azul y ojos verdes camina hacia la luz, donde todos lo pueden ver.

—Aki... —murmura el pelirrojo a un volumen apenas audible.

—Hola, Kanato. Veo que has estado ocupado —observa, mirando a Aizel.

—¡¿Qué es lo que quieres?! —escupe Haru, con violencia—. Si piensas llevarme de vuelta...

—Nada de eso —su hermano mayor lo interrumpe, calmado—. Para este momento sé que solo perdería el tiempo y el esfuerzo. Y en lugar de que estés corriendo por allí, prefiero hacer lo que debí haber hecho desde un principio; voy a ser un buen hermano y te acompañaré para que no pase nada como lo de ese día.

Nadie dice una palabra, sorprendidos de la decisión de Aki. El silencio reina hasta que Haru ríe sin gracia antes de ponerse serio —Ya es tarde para eso y lo sabes.

—Me da igual. No te vas a deshacer de mí hasta que esté seguro de que estarás bien —replica, decidido. A lo que su hermano solo contesta con un suspiro irritado y resignado.

—Tenemos que hablar —le dice Aizel a Kanato, mientras lo arrastra del cuello de su traje. Cuando están a una distancia considerable, se detiene—. La chica me da igual mientras no estorbe, pero no quiero a esos híbridos cerca —suelta sin pensarlo.

—¿Cómo sabes que ellos son...?

—La sangre de los híbridos tiene un olor muy particular, lo reconocería cuando y donde sea. El punto es que ya he tratado con uno de su clase en el pasado y es suficiente para saber que no traen nada bueno, solo van a ser problemas.

V talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora