Capítulo 78

39 2 0
                                    

Narra Kiara

Pasaron las semanas. Un día, mientras iba caminando con Julia, una de las paredes empezó a resquebrajarse. La miramos, confundidas. Una puerta apareció ante nuestros ojos, y entramos. Había una sala con varios espejos, una chimenea ardiendo de fondo, varios sillones y sobretodo, muchísimo espacio. Dejé lanzar un silbido de sorpresa.

-La Sala de los Menesteres...-susurró Julia.

-Ya sé, leíste sobre ella-reí.

-Ja, ja-dijo sarcástica- Pero sí, leí sobre ella. La Sala de los Menesteres o la Sala Evanescente... Aparece si realmente lo necesitas, y además viene equipada con lo que gustes.

-Wow...-Es como... Si Hogwarts quisiese que contraataquemos... 

Fuimos a decírselo a Potter. Se unieron Hermione, Ron, los gemelos y Amelie. Los llevamos hasta la sala, que apareció exactamente igual que antes.

 -Entonces... ¿Cuando empezamos?-preguntó Amelie, ya que ella estaba dentro también.

Esa noche empezamos con las clases. Habían dos chicas de Ravenclaw que estaban como pez fuera del agua. Me acerqué a ellas. 

-¿Pasa algo?-les pregunté.

-No, nada-me contestó la rubia.

-¿Y por qué no participáis?-pregunté de nuevo.

-Porque.... Bueno, la verdad es que tenemos algo de miedo-contestó la morena, cabizbaja.

-¿Como os llamáis?

-Yo Amarca-contestó la morena.

-Y yo Ico-añadió la otra.

-Bueno, chicas... Creo que puedo ayudaros-las coloqué- Podéis practicar entre vosotras...

Las dos chicas empezaron a practicar, aunque no lo conseguían. Las dejé para que pudieran hacer algo. Al rato, volví para ver que habían hecho. Amarca había desarmado a Ico justo cuando llegué.

-¡Bien!-la felicité- Ico, inténtalo tú ahora-asintió.

En ese caso, me quedé para ver como lo hacían. A la primera lo consiguió. Algo me decía que debía estar pendientes de ellas, pero ¿por qué? Pasaron las horas, hasta que acabamos la clase. Los mellizos Novotony, Kay y Stephanie se quedaron un rato más. Lucy Stahl se despidió de mí con la mano, mientras seguía a Sharon, Eva Janny y a Angelina. Me acerqué a Potter, y le di dos palmadas en el hombro.

-Lo has hecho muy bien, Harry-sonrió Julia.

-Si, lo mismo pienso yo-añadí.

Kay entró corriendo.

-¡Harry!-llegó- Creo que tenemos un problema.

Salimos afuera, donde estaba Ila, y un montón de alumnos intentando dar una explicación.

-Silen... Silencio...-pedía- ¡Qué os calléis!-gritó- Potter-fue hasta donde estaba ella- Según varios alumnos me han dicho que tu eres un "profesor", ¿no?-Potter asintió- Para dar buenas clases de D.C.A.O, ¿no es así?-asintió de nuevo. Ila nos miró a todos- Sois bastantes-sonrió- Ten cuidado, Harry, ¡y que no os pillen!-dijo para todos- Venga, corred.

Suspiramos aliviados. ¡Menos mal que era ella! Ni McGonagall hubiera sido tan comprensiva... Corrimos a las salas comunes. Ahí, nos quedamos tranquilos. Ila era perfecta despistando. Seguro que atrajo a Filch, aunque mañana se lo preguntaría. Al día siguiente me levanté y fui a desayunar sola. Al rato, Fred se sentó a mi lado y me dio un beso.

-Hola-le saludé.

-Qué suerte lo de ayer, ¿no? Que Ila no nos haya delatado-sonreímos.

-Si... Pero ella es así, y si puede ayudarnos a hacerle la vida imposible a Umbridge, créeme que lo hará-sonreí.

Julia se sentó delante de Fred, apoyó su cabeza en la mano y cerró los ojos.

-¡Que sueño!-dijo alargando la o y bostezando al final- Oliver no me ha escrito desde que nos vimos en Hogsmeade...-miró mi tostada, con "asco"- Me estoy empezando a preocupar... Ojo-Loco se entera de lo que nos dijo...

-¿No comes, Julia?-le preguntó Fred.

-No quiero...-miró por la ventana.

 Miré las cicatrices de sus muñecas. Me estremecí y volví la mirada hacia George, que entraba. Miré a la ventana. El viento soplaba fuera... El invierno se acercaba, y con él las vacaciones de Navidad... Navidades... Desde hacía cinco años recibía algún regalo en Navidades o en mi cumpleaños. Once años de mi vida sin recibir un regalo... Karen nos había llegado a hacer creer que no nos los merecíamos, aunque ahora se que ella es despiadada. Dos niñas me sacaron de mis pensamientos. 

-¡Ico, Amarca!-exclamé- ¿Qué hacéis aquí?-les pregunté.

-Necesitamos vuestra ayuda...-empezó Ico.

-Umbridge es una horrible persona, necesitamos venganza-continuó Amarca.

George rebuscó en su maleta y sacó dos bombas fétidas.

-Lanzadlas cuando no os vea-les dijo.

Las niñas se fueron dando saltitos y nosotros retomamos el desayuno. Estaba cansada por la clase de anoche. Julia no desayunaba, solo se limitaba a mirar por la ventana. Acabamos de comer y fuimos a la primera clase del día, con McGonagall. La clase transcurrió aburrida, así que casi me dejo dormir a mitad de la lección. Cuando acabamos la clase fuimos con Snape. Solo nos quitaron diez puntos, ya que a Angelina no le salía su poción. La verdad es que a mi nunca me quitaron puntos en Pociones, ya que era buena, y la cara de Snape no mostraba expresiones, así que no podía gastar bromas para ver su cara. Las tres horas que teníamos se agotaron, así que fuimos a la siguiente clase. Y así todo el día. Un día aburrido, gris, pesado. Al salir de las clases, nos fuimos hasta el Gran Comedor para almorzar. Afuera empezó a tronar y a llover, aumentando mi sueño. Escuchaba atenta los rayos, porque oía historias de tierras lejanas, y hasta de tiempos remotos. Me gustaban los rayos y los truenos, porque aprendí a escuchar sus relatos, y años más tarde, mis manos empezaron a hacer electricidad. Julia escuchaba árboles y arbustos, y simpatiza con ellos, hasta el punto de hacer lo que ella quiera. El aire es fascinante para Ila. Le cuenta historias de indígenas, de bellas damas y de valientes caballeros, y éste, crecía donde ella quería, y moría a su parecer. Amy amaba el agua. Las olas marinas le relataban historias de sirenas, de auténticos buques, que ahora descansaban en el fondo del mar. Ella llevaba agua donde quería, ya que con sólo un movimiento. Y Karen... Su vida rodaba al rededor de fuego. Sus movimientos, su habla, su carácter, sus estudios... Todo se lo había enseñado las llamas inapagables de la chimenea de la casa de mamá en Irlanda. Ese fuego la seguía a todos sitios. Ese era el origen de nuestros poderes. Solo tuvimos que amar algo para que nos ayudara, y aunque a veces amo cosas que no puedo generar, sé que van a estar ahí siempre para mí. Eso es lo fascinante del amor, que lo que amas, siempre está ahí, contigo y para ti. Sin querer, dirigí una mirada amorosa a Fred. Me gustaría poder llegar a formar una familia, casarnos, llegar a envejecer juntos... Me encantaría que eso fuese posible. En ese momento, un rayo cercano atravesó el cielo. Suspiré y fui a la Sala Común seguida por los gemelos y Julia.


*-*-*

Ico: http://4.bp.blogspot.com/_oNk6TDOLtjE/TUYSIcIiS1I/AAAAAAAABH8/qa4Xccu_rtU/s1600/Indiana_Evans_14.jpg

Amarca: http://mexico.cnn.com/media/2014/01/30/daniela-liebman-pianista-bellas-artes.jpg

Fred y George y las hermanas BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora