Capítulo 98

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Narra Julia (oyendo esto:https://www.youtube.com/watch?v=xpTmjNPIY-U)

Hoy, en la tienda, se notó que algo había empezado a suceder. En todo el día solo entraron dos personas, una para preguntar algo y la otra para comprar unos productos de defensa. Aún no habíamos cerrado, cuando Kiara volvió, ya que había ido a mirar en el callejón.

-Nada-dijo- No hay nadie, la mayoría de tiendas están cerradas, y en las que no, todos se quejan de lo mismo, que no hay clientes, que algo pasa...-informó y se sentó en el mostrador.

-Los ataques...-dije sin querer.

-¿Ataques?-preguntó George.

-Si es cierto todo eso... Quien-vosotros-sabéis está llegando al poder, y habrán ataques...-les dije.

-Como la última vez-dijo una voz desde la puerta.

Miramos todos rápidamente. Era solo Bill.

-¿Qué haces aquí?-preguntó Fred.

-Bueno...-se recargó en el marco- Me han "trasladado" unos días aquí, y no hay nadie. Solo estamos unos duendes y yo.

-Estamos todos igual...-gimió Kiara, tapándose la cara con las manos- Pensé que era valiente, pero todo esto me está empezando a asustar...-abrazó a Fred.

-Y a mí...-dije, para que no se sintiera sola.

Es que... ¡¿Qué diablos?! ¿Quién no estaba asustado? Saber que el mayor idiota de todos los tiempos puede llegar al poder y mandar tu mundo al infierno... Y además, con la edad de Kiara, aún más... Ella aún tenía dieciséis años... Aunque legalmente era mayor de edad.... Subí al apartamento y me dejé caer en el sofá, con las manos en la cara. Alguien se sentó a mi lado y me abrazó. -Sé que tienes miedo, pero debes ser fuerte, por tu hermana-me susurró.Miré a quien hablaba. ¡Completamente imposible!-¿Regulus?-pregunté.

Era mi padre, pero más... Fantasmagórico.

-Sé fuerte, por ella-me abrazó y desapareció. 

Me quedé pensando en eso. ¿Y si era producto de mi imaginación? No, es imposible, yo no tenía tanta imaginación como para hacer "aparecer" a una persona cuando no estaba. El día se me pasó mientras pensaba. Cuando me quise dar cuenta, mis compañeros de piso habían subido y George cocinaba algo. Cené y fui a mi habitación, aunque no podía dormir. Daba vueltas en mi cama, hasta que me harté. Me senté, me rehíce la coleta y fui a la cocina. Me recargué en la encimera y suspiré. ¿Por qué no podía dormir? Ya había dormido en mi cama antes, por lo que no era por eso... Una sensación de vacío me invadió. Todo me vino a la cabeza de golpe, haciéndome darme cuenta... Estaba sola... Ni Kiara, ni Ila, ni Oliver podrían llenar ese pequeño vacío. Pensé en que no tendría nadie en quien confiar, estaba sola. Pero, ¿por qué sentía eso? Tenía a Oliver, a Kiara, a Ila, a Karen, Gacrux y Lyra, a Amy, Dabih y Athena, a todos los Weasley, a Sirius, Vanessa, mis amigos de Hogwarts... ¿Qué faltaba en vida? Tenía amigos, hermanas, sobrinos, cuñados... Padres... Me senté en el sofá. Nunca había echado en falta unos padres, un abrazo por su parte, un beso... Nunca... Quizá la sensación de miedo que sentía ahora me hacía sentir pequeña, una niña desprotegida... Me puse las manos y empecé a llorar... Por primera vez, en casi dieciocho años, echaba de menos a mis padres...

Narra Amy

Estaba en San Mungo, ya que Athena era buenísima (ironía). Oí salir a alguien de una sala y se sentó a mi lado. Le miré.

-¡Oliver!-exclamé.

-Amy, ¿qué haces aquí?-me preguntó.

-Mi hija... ¿Y tú?-Los mortífagos atacaron a mis padres... Mi madre y mi hermana están bien, pero mi padre...-suspiró.

-¿Como está?-pregunté.

-Demacrado-susurró- Dicen que se recuperará, pero no pienso lo mismo...

-¿Sabes quién fue?-pregunté.-Dicen que fue Lestrange y otros dos, pero no estoy seguro...-Los aurores estamos en ello-le esperancé, poniendo mi mano en su hombro.

-Gracias-sonrió.

Después de un rato, volvimos a casa. Al día siguiente, en el Departamento de aurores, fui al despacho de Karen.

-Ey-saludé- Necesito tu ayuda-le pedí- Sabes que los mortífagos atacaron a una pareja el otro día, ¿no?-ella asintió.

-No te ayudaré en ese caso. Estoy con el mío-dijo, colocando algunos papeles.

-¿Lo dices porque uno de ellos era muggle?-pregunté, en tono desafiante.

-No, Amy-me cortó- Ellos mataron a papá, se han trasladado y saben que no pararé hasta matarlos a todos, uno a uno. Ahora, esa pareja es mi menor preocupación.

-¿Y si te dijera que son los suegros de Julia?-me miró, perpleja- Sí, atacaron a los padres de Oliver, y por culpa de esto, tanto él, como su familia como la misma Julia están sufriendo. Y no digas que haberse cuidado mejor, porque tú sabes perfectamente que eso no tiene que ver en nada, Karen.

-Pues lo siento por los Wood y por Julia, pero quiero ver muertos a esos mortífagos, ahora más que nunca, que lo sepas. -¿Puedo ayudarte?-pregunté.

-Podrías salir mal parada, no.

-¿Puedo ayudarte?-pregunté de nuevo.

Horas más tarde, buscábamos algún posible paradero de los góticos seguidores del hombre serpiente. Cuando encontramos algo, fuimos al despacho del jefe.

-Buenas-saludó Karen- Verá, vamos a ver si encontramos algunos mortífagos, si le llega un patronus serpiente o un patronus fénix, es que necesitamos ayuda, ¿vale?

-Antes de que os vayáis-dijo él- Quería deciros dos cosas, tened cuidado y... Traédmelos, vivos o muertos.

Asentimos y desaparecimos. Deneb y Capella salieron, mientras mirábamos en todas direcciones. Vimos dos mortífagos, aunque no los reconocimos. Les seguimos con cautela hasta su nueva sede. Entramos por las ventanas, con cuidado de que no nos oyeran ni vieran. Había una gran puerta delante, y pegamos las orejas. Karen asintió, queriendo decir que estaban ahí. Intentamos abrir como si nada, pero estaba cerrada. Decidimos hacer otra entrada: por las ventanas. Nos transformamos en una nube negra, y entramos como Amy y Karen, rompiendo los cristales. Nos pusimos en el centro, con varita en mano.

-¡¿Como nos habéis encontrado?!-gritó Bellatrix, lanzándome un hechizo que esquivé fácilmente.

-Señores, calma-pidió Karen. 

Bellatrix empezó a lanzarnos hechizos, frenética, pero los íbamos desviando. Voldemort entró en la habitación, haciendo que ella parara. Abrió sus ojos, sorprendido, y esta vez fue él el que atacó a Karen. Ella extendió el brazo, haciendo una pequeña barrera entre ella y yo. Saqué mi varita, pero Karen me lo impidió.

-Será mejor que te alejes-me advirtió, en un susurro.El hechizo de Voldemort casi la alcanzaba, y ella iba cayendo poco a poco. Hizo un movimiento, haciendo que el hechizo le diera al suelo. Se levantó, mirando fijamente al cara serpiente. Empezó a cambiar, convirtiéndose en Deneb. El suelo empezó a temblar, y las antorchas lanzaron una gran llamarada, haciéndose enormes. Caí al suelo, que aún temblaba, mientras los mortífagos también caían. El fuego de las antorchas se juntó, formando una gran serpiente, que atacó a Voldemort lanzando llamaradas. Deneb cogió la varita de Karen, y empezó a hechizar al cara serpiente, que aún era atacado por los fogonazos. Cuando parecía que él estaba inconsciente, todo paró de repente. Karen salió, se acercó a mí, me cogió del brazo y nos desaparecimos. De repente estábamos en San Mungo. Karen parecía mareada, así que llamé a alguien.

Fred y George y las hermanas BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora