Capítulo 89

44 2 0
                                    

Narra Kiara

En cuanto Karen y Amy se fueron, Sirius se levantó, sonriente.

-Quiero anunciar una noticia, que, tanto a Vanessa como a mí, nos complace anunciar: Para mediados de julio, seremos padres-finalizó, sonriente.

Julia, Ila y yo nos levantamos automáticamente para abrazarlos. No solo teníamos una prima-medio-sobrina gracias a Charlie y a Meridiem, sino que también tendríamos un/a primo/a para julio. Cualquier persona e mi edad se pondría celoso, o querría dejar de hablar a sus tíos definitivamente, pero en mi caso no era así. Tanto mis hermanas como yo queríamos que Sirius fuera feliz, ya que después de la muerte de James y su encierro en Azkaban, no volvió a ser feliz del todo. Y al parecer, Vanessa ha conseguido hacer algo, que era muy difícil.. Hacer feliz a Sirius, parecía algo casi imposible, hasta que llegó ella... Me senté después de abrazarlos, y mientras los demás los felicitaban, seguí comiendo.

-¿Y ya tenéis nombres? Según mis cálculos, solo os quedan cinco meses de libertad-comentó Charlie, ganándose un codazo por parte de Meridiem, quien daba de comer a Sur.

-Bueno...-dijo Vanessa- Ya hemos pensado algunos... Si es niña, se llamará Valeria, y si es niño Remus-la pareja miró al licántropo, que sonreía algo sonrojado.

-Charlie, ¿por qué decías que les quedan cinco meses de libertad?-preguntó Bill.

-Si Meridiem es como Vanessa, que espero que no, Sirius no podrá divertirse más ya que tiene que cuidar a su hijo-comentó, colocándose bien el gorro de lana, el mismo que llevaba la primera vez que pisó Grimmauld Place.

-¿Quién te ha dicho eso?-preguntó Meridiem, con voz incrédula.

-Tú-aclaró el pelirrojo- Cada vez que voy a salir me dices "no, no, que tienes que quedarte con Sur, que es tu hija" o "ni se te ocurra dejarme sola con Sur"-se quejó él.

-¿Alguna vez le he dicho algo así, Bill?

El aludido casi escupe lo que bebía.

-A mí no me metáis-pidió.

-¡Si empezaste la conversación tú!-rió Ila.

-Ya, pero ellos lo han llevado a "pequeña discusión". A mí no me metáis en ella-aclaró.

La cena siguió así durante un rato. Cuando quise darme cuenta, ya era por la mañana del día siguiente, y yo estaba en mi cama. Una carta descansaba en el escritorio de madera. Conjuré un accio y la carta voló hacia mí. En el sobre se podía leer una letra algo desenfadada y poco cuidada...

-Fred...-susurré sonriendo.

La leí. Ponía cuánto me echaba de menos, y que la fecha de la "broma final" se acercaba. Le contesté.

Mi querido Freddie.

No sabes cuanto te extraño. Desearía que la fecha de vuestra broma se adelantara, pero no es plan de que perdáis clases. Julia y yo saldremos después de desayunar para mirar algunos locales que estén bien, para cuando lleguéis. ¿Sabes una cosa? Sirius y Vanessa serán padres en unos meses. Estoy muy contenta, ya que se les ve muy felices... Tengo muchas ganas de verte... Es una pena que ya no os dejen ir a Hogsmeade... Espero que vuestra broma marque de por vida a esa cara de sapo que se hace llamar Umbridge... Tengo que irme, ya que Julia me reclama. Un beso enorme,

Kiara

Cogí mi lechuza y envié la carta. Me vestí antes de que Julia aporreara de nuevo la puerta. Me puse una camisa negra, vaqueros, unas All Star rojas y bajé. Julia estaba allí. Ella se había puesto un vestido negro. Desayunamos y nos aparecimos en el Callejón Diagón. Cerca de Ollivanders, había un local vacío en el que nunca me había fijado. Le di un codazo a Julia, y cuando me miró, señalé el lugar.

-Podría servir...-dije.

Nos acercamos hacia el local. En la puerta había un cartel que ponía: "PARA COMPRAR O ALQUILAR, PREGUNTE EN MADAME MALKIN POR RABASTABAN MAMPANI". Fuimos hacia la tienda y esperamos. La señora Malkin apareció de detrás de un montón de perchas con muchos trajes y nos sonrió.

-Venimos buscando a Rabastaban Mampani-dijo Julia.

-Oh, claro-la mujer sonrió aún más- Venís a por su tienda, ¿no es así?-Así es-confirmé yo.

Unos minutos más tarde, un señor bastante viejo entró en la tienda, acompañado por un niño de unos siete años.

-¡Oh, señor Mampani!-exclamó Malkin- Me alegra que no haya tardado tanto-la señora sonrió al niño- Y viene acompañado de su nieto...

-Sí, así es... ¿Donde están las muchachas que me dijo?-el señor nos miró- ¿Son estas?

-Sí, son ellas... Os dejo para que negociéis-Malkin se fue, dejándonos con el señor y el niño.

-¿Así que deseáis mi tienda?-preguntó- ¿Comprar o alquilar?

-Nos gustaría comprarla-dijo Julia segura- Queremos montar un negocio, y pensamos que esa tienda estaría bien.

-Vale, pero es bastante cara... Once mil galeones-dijo.

-Nos faltan diez mil...-susurré yo.

-¿Y si hacemos una cosa?-propuso Julia- En el primer mes que llevemos abiertos, el treinta por ciento será para usted.

-No. Once mil galeones o nada-el señor se mostraba inflexible.

-Vale, mañana pasaremos por aquí de nuevo, a las cinco-dijo Julia- ¿Podremos encontrarnos en la heladería?

-Vale.

Fuimos a casa de nuevo, y me senté en el sofá, viendo como Meridiem daba la comida a Sur.

Fred y George y las hermanas BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora