Capítulo 127

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Narra Karen

Dos de mayo del 1998. Ese día cambiaría el Mundo Mágico para siempre. La Orden entrábamos a Hogwarts, directos al Gran Comedor, ya que Harry estaría allí. Ron y Hermione iban en cabeza, y hablaban con los demás. Llegamos al Gran Comedor, y abrieron las puertas para entrar. Irrumpimos en el salón, aunque Harry seguía hablando.

-Esto ha sido de película-le susurré divertida a Gacrux, que no se había separado de mí.

Snape, de repente, sacó su varita apuntando a Harry, aunque McGonagall le apartó. Todos los de la Orden apuntamos con nuestras varitas también, y la profesora lanzó el primer hechizo... Y el segundo, y el tercero... Snape solo se defendía, sin pronunciar una palabra, y desapareció. Hice que las antorchas se iluminaran más, provocando que el comedor tuviera ese toque tan propio. Sonreí, algo aliviada, pero ese sentimiento se desvaneció cuando empezó a sonar una voz, que se había hecho muy conocida para mí. Le daba a Harry unas horas para entregarse... El peli-negro se acercó a nosotros, y nos pidió que buscáramos algunas cosas.

-Los de Ravenclaw, necesito algo relacionado con vuestra casa-dijo- Yo iré a buscar más cosas... Los demás, derribad a todos los mortífagos que podáis-asentimos.

Narra Kiara

Me desperté por los pataleos del pequeño o pequeña. No sabíamos qué era, pero teníamos nombres: si es niña, Cassiopeia, y si era niño, Fabian. Miré por la ventana, para ver que era temprano. Me dio hambre, así que intenté salir... Intenté. La puerta estaba cerrada, así que intenté abrirla mediante un conjuro, pero no podía. Alguien la había cerrado para que no saliera...

-Fred...-me dije.

Inmediatamente se me cayó el mundo a los pies al ver una nota de él.

Mi amada Kiara:

Harry a llegado a Hogwarts. Sé que intentarás salir de ahí, pero no podrás, no puedes luchar, y te conozco... Tienes agua y comida en una caja con un hechizo expansible, amor, puedes comer y beber todo lo que quieras. O si no, por hechizos. Si llegara a pasarme algo, espero que sepas que te amo con mi vida, y a nuestro hijo también. No quiero que te pase nada, Kiara, ni a él, así que cuídate mucho, ¿sí? Y a George igual. Dile que, aunque no se lo haya dicho nunca, que le quiero mucho. Y, aunque él no me lo hay dicho, sé que igual con él. Y a todos en general, pero especialmente a Julia, George y a ti. También quería que sepáis que estos últimos siete años han sido los mejores de mi vida, y que no los reemplazaría por nada, ni un segundo. Kiara, te lo digo una vez mas: TE AMO y no lo olvides.

Fred Weasley

Cualquiera diría que va a morir... Fui a la caja, preocupada, porque, necesariamente, moriría alguien. Recordé que Karen y Julia estaban allí... Y Bill, y George, Amy sabría como escapar de la seguridad de su casa... Tenía más posibilidades de perder a alguien querido de lo que pensaba... Me senté en la cama, comiendo a mordisquitos, ya que no podía hacerlo de otra forma.

Narra Julia

Una guerra se libraba en Hogwarts. Tenía miedo... Corría, mirando a todos lados, para no chocarme contra nadie, y mucho menos con un hechizo. Maté a un mortífago, y me llevé a otro por los aires al atacar a un niño, que probablemente sería de tercer o cuarto. Me acerqué a él y me puse a su altura.

-¿Estás bien?-él asintió, aunque lloraba- ¿Cómo te llamas? ¿En qué curso estás?

-Bryan, Bryan Jonson, y estoy en primero-suspiré.

-Pues corre un lugar seguro, Bryan-él asintió- Allí detrás-señalé una estatua-, y no salgas hasta que veas que más o menos todo a parado, y ten siempre la varita en la mano, ¿sí?-él asintió y corrió. Me sentí muy mal al dejarle solo, pero era todo lo que podía hacer. Caminé un poco, pero el remordimiento me pudo. Recordé donde estaba la estatua de la bruja tuerta, y me dirigí hacia Bryan- Ven aquí-le cogí de la muñeca y lo saqué.

Fred y George y las hermanas BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora