Fred y George y las hermanas Black

Capítulo 69

Narra Sirius

Estaba en casa con los Weasley, Meridiem, Regulus, Vanessa y Gacrux, el marido de Karen. También estaba su hermana Aleska, una chica muy simpática de ojos grises azulados y pelo y piel morena. Tenía un piercing en la nariz. Tocaron en la puerta, y Gacrux fue. Volvió con Dabih, el marido de Amy. Detrás de los chicos venían dos gemelas, supongo que las hermanas mayores de Dabih, Ingrig y Greta. Si ya una era bonita, imagina las dos. A medida que fueron pasando las horas, me di cuenta de que las gemelas eran calladas, y cuando hablaban, lo hacían con acento italiano. Aunque es normal, la familia Thomson era de Italia. Aunque las gemelas y Dabih no se parecían mucho. Ellas tenían la piel blanca, y él morena. Ellas los ojos azules, él grises. Con Gacrux y Aleska pasaba lo mismo. Ella tenía la piel bronceada, Gacrux blanca. Ella tenía el pelo castaño y él negro. 

Pasaron las horas, hasta que se hizo de noche. Los Smith y los Thomson dormirían aquí. Amy llegó con Athena, su hija, con Altair en brazos y con Lyra. El niño se abalanzó a su tía al verla, mientras Lyra solo emitía un casi insonoro "hola"

La niña subió a una habitación con su prima Athena, mientras que Altair hablaba con mi hermano. A Regulus le chocó saber que tenía tres nietos. A Ila le hizo gracia, y aún intento averiguar que le resultó cómico. Karen solo rodó los ojos, y Amy bufaba. Altair rió, Lyra miró al techo, como de costumbre, y Athena negó casi imperceptiblemente.

 Volví al presente e intentaba atender a la conversación. No logré entender nada, así que subí a mi habitación para ver si conseguía hacer algo más productivo. Meridiem y Vanessa entraron. A la pelirroja ya se le notaba el embarazo. Probablemente sería una niña, aunque a Charlie le hacía ilusión un niño. Vanessa se echó a mi lado, y Meridiem se sentó en la silla. Observé la tripa de Meridiem. 

-¿Te gustaría uno?-me preguntó Vanessa.

Reí.-Ya estoy mayor para eso...-respondí.

-Antes le pregunté a Remus-comentó Meri- Me dijo que depende de la madre, tendría hijos o no-reí de nuevo. 

Meridiem hacía unos comentarios muy oportunos.

-Bueno, os dejo para que consigáis ese niño.

Salió corriendo antes de que Vanessa le lanzara un cojín. Las dos habían hecho muy buenas migas, la verdad.

-Tengo sueño, Vane-le dije.

-Pues duerme, yo también tengo sueño-me dijo.

Nos quedamos dormidos mientras hablábamos sobre nuestro futuro.

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Ingrid y Greta: 

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Aleska: 

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