Fred y George y las hermanas Black

Capítulo 115

Narra Kiara

Hubo un repentino revuelo. Bill no soltó a Ila hasta que ella le dijo que le hacía daño, aunque entre risas. Ellos habían sido grandes amigos en Hogwarts, y él sabía de su problema. Me quedé pensando. Ya había mucha gente a mi al rededor con niños pequeños. Si ellos se arriesgaban, ¿por qué yo no? Se lo tendría que decir a Fred. Días más tarde, en la tienda, volví a ver a Sarah con su pequeño sobrino Michael. El niño empezó a saltar de un lado para otro, como la última vez. 

-Te vas a caer, Mike-le advirtió su tía.

Se puso en el mostrador, como la última vez.

-¿Tu hermana sabía lo mal que está la cosa, para tener niños?-le pregunté y ella asintió.

-Pero quería un hijo-sonrió- Y lo tuvo, no permitió que nada le quitara la ilusión.

-¿Y crees que ahora buscaría otro?-ella asintió.

-Estoy más que segura. ¿Por qué lo preguntas?-me encogí de hombros- ¿No querrás tú un niño, no?-negué.

-No, no-mentí- Es muy arriesgado...

Esa noche estuve pensando. 

-Kiara, ¿estás bien?-me preguntó Fred en la cena.

-Estás muy pensativa-añadió George.

-Pues será porque estoy pensando-contesté, dándole un sorbo a mi té.

-¿Qué piensas?-preguntó esta vez Julia. 

-Estuve hablando con Sarah antes-confesé- Y... No sé... Me hizo replantearme el tema de la maternidad...-dije.

-A ver, primero, ponte de acuerdo, ¿sí?-me dijo Julia- Segundo, eso piénsalo bien, un niño no es algo que se pueda tomar a la ligera, y menos en estos tiempos, pero no te estoy diciendo que no lo tengas.

-Es una de las cosas más maduras que te he oído decir, Julia-rió Fred.

-Eso es que no la oyes mucho-reí esta vez yo. 

-Exacto-reímos ante la afirmación de Fred.

Unos ruidos se oyeron en el callejón. Abrimos la ventana y vimos que Flourish & Blotts estaba siendo atacada por nubes negras. La gente corría gritando para salvarse. Un sentimiento extraño invadió mi pecho, haciéndolo sentir vacío, pero pesado. ¿Qué era? Miedo... Angustia... Desesperación..., dijo una voz en mi cabeza. Imposible, yo no sentía esas cosas... Las nubes se dirigieron a Gringotts.

-¿Bill no trabajaba todavía?-preguntó Julia.

Bajamos los cuatro corriendo y entramos en Gringotts. Los duendes y algunas personas humanas corrían fuera con desesperación y miedo. Intenté divisar alguna cabellera pelirroja, pero no veía ninguna, excepto por la de algún duende. 

-Bill trabaja abajo-dijo George.

-Vale, quedaos aquí-ordenó Julia- Kiara y yo iremos a buscarle, vosotros sacad a cuantos duendes podáis-me cogió de la mano y corrimos escaleras abajo. 

Bill se encontraba allí, siendo atacado por dos mortífagos. Le lancé un petrificus a el más cercano, y Julia se encargó del otro. El pelirrojo estaba bien.

-Gracias, si no hubierais llegado, no sé que podría haber pasado-nos agradeció. 

Salimos de allí. Ayudamos a salir a algunos duendes, cogimos a los gemelos de las muñecas y seguimos corriendo fuera. Eso se iba a derrumbar en cualquier momento... 

-¿Cuando hicieron todo este destrozo?-pregunté, casi gritando.

-En un momento-gritó Fred.

Cuando estuvimos fuera, alguien tiró de mi. Me di la vuelta rápidamente para ver como Greyback se llevaba dentro de nuevo a Julia esquivando a la gente, que gritaba. Saqué mi varita y apunté. Con un desmaius me bastaba, pero él se defendió. Empezamos un duelo, al tiempo que Bill y los gemelos sacaban sus varitas para ayudarme. A los segundos estaba en el suelo. Cogí a Julia de la mano y tiré de ella. Mientras los gemelos, Bill, Julia y yo corríamos a nuestra casa, oímos un fuerte ruido, acompañado de un temblor. Miramos hacia detrás, para ver el banco de Gringotts caer.