Después de confesarle lo que siento a Adrián, tuve que detener la acalorada sesión de besos que comenzamos a tener de la nada.
—tranquila, prometí a tus hermanos que me comportaría— dijo cuando notó el motivo por el que detuve el beso.
—aunque… siempre podemos ignorar un poco las reglas— instintivamente mordi mi labio inferior. Es un maldito.
No supe cómo responder a eso, solo le golpeé en la cabeza y comenzamos a platicar de la tarde de hoy y de cómo Adrián hizo para organizar este día.
Primero habló con Alexa para saber cuál sería un perfecto regalo de navidad, después comenzó a planear el viaje y aprovechó que los reyes de The Friendly City y The Wonderland irían a una reunión con otros reyes para salir de la ciudad sin obtener tantos regaños. El castaño tuvo que sujetarse los pantalones y pedirle permiso a mis cuatro sobre protectores hermanos de llevarme a París, primero le propinaron un buen golpe porque se dieron cuenta que los días que estuve triste habían sido provocados por ellos y después aceptaron.
—me lo merecía— se limitó a decir con respecto a eso.
Ahora solo nos falta volver y esperar que nuestros padres sigan en esa importante reunión.
Muy entrada la noche seguíamos hablando de todo un poco, ni siquiera sentía sueño gracias a las estupideces que decía y me hacían reír.
En medio de una platica de algo no muy importante, Adrián desvió su mirada en mi mejilla, sí, en la mejilla que aún tenía la marca del imbécil de Ron. No puede evitar sentirme incómoda, no me gusta recordar esa escena porque me llena de ira y coraje.
—ya dejalo Adrián— quise quitarle importancia.
—no, ni lo pienses. Ese malparido se va arrepentir de haberte golpeado— su mirada se volvió fría.
Después de eso, el príncipe no dejó de insistir en que le contara todo lo que había sucedido, intenté que dejara eso por la paz pero era obvio que él no lo iba a hacer, así que no tuve de otra más que contarle. Le conté todo, la ruptura, el porqué del golpe y cómo me había defendido.
—no me gustó lo que me prometió al final— hice una mueca de desagrado.
Adrián se removió en la cama un poco para mirarme mejor.
—él ya no te va a hacer nada— declaro y depositó un beso en mi coronilla.
Yo sonreí porque, bueno, no es la primera vez que tenga que defenderme sola, yo sé hacerlo, no soy una chica fácil de manipular.
—yo puedo defenderme sola Adrián— dije con un poco de orgullo.
—eso ya lo sé, pero ya no tienes que hacerlo—.
Después me contó lo que había pasado con él y Bridgit, debo admitir que me dieron un poco de celos cuando me contó que la rubia le arrancó la camisa pero eso se fue cuando me dijo que se la había quitado de encima. Tal parece que lo psicótico viene de familia ya que los dos hermanos reaccionaron casi igual.
Adrián y yo terminamos completamente rendidos en la misma habitación, el castaño me tenía enredada entre sus cálidos brazos y utilicé su pecho como almohada. Adrián prácticamente se durmió oliendo mi cabello, se la pasó diciendo que le gustaba como olía.
...
—ellos me van a matar— dije con la voz temblorosa al oír el motor apagarse.
Recién acabo de recibir una llamada de Ian diciendo que mis padres habían llegado antes de lo imprevisto y estaban como locos cuando se enteraron de que yo no había dormido en el castillo.
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Una princesa imperfecta.
Teen FictionSky, una chica de 16 años, sin una pizca de delicadeza o feminidad y para colmo de males: es una princesa. Sus padres desean con todo el alma la felicidad y el bienestar de su hija, aunque crean que la felicidad es igual a vestidos incómodos, tacone...