41. La histórica enemistad.

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Siempre pensé que tus padres te regañaban y castigaban por tu bien, pero creo que en esta ocasión no hay motivo para tanto drama. Literalmente tuve un laaargo regaño, mi madre me reprendió durante todo el maldito viaje de regreso a The Wonderland, pudo haberse quedado afónica y segur regañandome por mensajes de WathsApp.

Me gritó cuando nos fuimos de la fiesta por la madrugada, me gritó en la mañana mientras esperábamos nuestro avión de regreso, me gritó cuando abordamos el avión y ahora que estamos llegando al castillo ¡sigue gritandome!. Incluso, creo que ya descubrí el patrón de regaños que utiliza siempre. Primero me grita por lo que hice, después me sentencia el castigo que tendré y después se hace la mártir diciendo que no sabe qué hacer conmigo, ¡ya no soporto!.

—¡parece que te gusta llevarme la contraria! Hace unos días te dije que te alejaras de él ¿y qué hace la niña?— pregunta con ironía —¡Se vuelven mejores amigos!— dice mi madre con la voz ronca y el rostro rojo del coraje.

Entramos al castillo con unas personas detrás, cargando nuestro equipaje.

—¡ya dejame en paz! ¡Te la has pasado gritándome durante horas sin justificación alguna!— grité por primera vez.

No quería hacerlo, en serio quería arreglar las cosas de una forma pacífica con ella pero parece que su nuevo deporte favorito es gritarme. Estoy harta de eso, así que agradecí al hombre que llevaba mi maleta, la tomé y caminé hecha una furia a mi habitación.

Cerré la puerta con seguro y me tiré en la cama. Estaba muy cansada de todo, no imagino cómo se la habrán pasado mis hermanos y mi padre, escuchando reclamos que no eran para ellos.

—¡yo tampoco sé lo que hice, mamá!— gruñí molesta y golpeé la cama con mis puños.

Sentí algo húmedo en mi mejillas seguido de ladridos cerca de mi oído. Era Baquetas quien aclamaba mi atención. Tomé a la bola de pelos entre mis brazos y le hable como una retrasada mental haciéndole cariños.

...

Odio esperar, soy la persona menos paciente del mundo, pero aún así aquí estoy, esperando a mis padres en su recámara a las dos de la mañana para poder hablar con ellos. Esto es lo que tiene que hacer la hija de los reyes para poder hablar con sus padres.

Esperar nunca había sido mi fuerte y menos si no tengo nada con que distraerme. Olvidé sacar mis libros de la maleta y mi celular no es una opción, el maldito aparato está saturado de llamadas, mensajes de texto y voz de Adrián que no leeré, y eso sin nombrar las notificaciones de Facebook y Twitter. No me atrevo a ver las jodidas mentiras que están diciendo de mí en las redes. Desde el baile del exilio no e querido tener algún tipo de contacto con Adrián, al menos hasta que la tormenta que traigo en mi cabeza se calme un poco.

Por ahora me concentraré en averiguar porqué mis padres se tensan tanto al escuchar el apellido Hemsworth. Se que hay algo que no me han dicho, pero eso se terminó, quiero saber todo ahora mismo.

—no debí haber tomado esa última copa— escucho la voz de mi madre lamentarse, seguido del ruido de sus tacones.

Bien, ha llegado el momento de que nos rindan cuentas.

Toman el pomo por el otro lado de la puerta y giran de él para poder entrar a su habitación. Cuando se percatan de mi presencia se detienen de golpe.

—Sky, ¿que haces despierta tan noche y... aquí?— pregunta mi padre confundido.

Oh, mis queridos padres, será mejor que tomemos asiento porque no me iré de aquí hasta saber la verdad.

Una princesa imperfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora