Narra Adrián:
—bien, puedes abrir los ojos, pequeña— le digo y luego me coloco a un costado de ella para observar su reacción.
Cuando abre sus redondos y azules ojos frente al paisaje puedo ver cómo se le ilumina el rostro y sus ojos se llenan de ilusión y emoción.
—es... es— trató de hablar, pero no le salen las palabras, está demasiado emocionada.
—ésta es mi sorpresa, feliz cumpleaños Sky— le digo, pero ella aún está mirando el lugar.
Sonríe.
Ella sonríe de tal manera que me hace decirme a mí mismo "valió la pena". Valió la pena haberle rogado a sus padres, valió la pena haberme aguantado las amenazas de muerte de sus hermanos, haberme perdido la fiesta de hoy, el dinero, pasarme toda la noche conduciendo hasta aquí, el tiempo que invertí en esto, todo. Valió la pena cada maldito segundo.
De la nada ella se gira hacia mí y se abalanza y me abraza tan fuerte que casi no puedo respirar, luego enreda sus piernas alrededor de mi torso y se le sale un pequeño grito de la emoción. Casi podía sentir su corazón lleno de felicidad.
Se despegó de mí sólo para poder verme a los ojos y fue cuando aproveché para ver su rostro, estaba feliz. Yo arriesgaría mi vida para verla así de feliz siempre y si algo me sucediera... seguiría valiendo la pena.
—gracias Adrián, te amo— ella no lo dice, pero quiere llorar de la emoción. Me vuelve a abrazar —es el mejor regalo—
—te dije que te traería a la playa, ¿no? Bueno yo siempre cumplo lo que digo—
Aún puedo recordarla pidiéndome que, después de que sus padres se recuperaran y todo volviera a la normalidad, la trajera a la playa. Muchos días después me enteré por Alexa que ella no conocía el mar, así decidí darle esa experiencia como regalo.
Ella se bajó de mi cuerpo y se adentró sólo un poco más. Sus zapatos se llenaron de arena, pero eso no le importaba, ella quería seguir presenciando el amanecer.
Creí que, si ella nunca había visitado la playa, entonces tampoco ha estado en un amanecer frente a la playa, así que decidí acomodar los tiempos para que lo presenciara.
El lugar era perfecto, llegamos en el momento justo.
—es perfecto— murmura.
Luego la conduje a la gran casa de madera.
—¿qué es este lugar?— pregunta antes de entrar a ella.
—es la casa en la playa de mis padres, así que es toda nuestra— le explico.
—está muy bonita—
Narra Sky:
Entramos a la casa y sonrío al ver lo genial que es. Adrián me dio un pequeño tour por el lugar y yo cada que entro a una habitación me emociono más, la casa está bastante bien. Al entrar, lo primero que ves es una chimenea con sofás frente a ella, luego la cocina y después vienen las demás habitaciones, una de ellas está destinada a una sala de juegos; hay billar, airhockey, mesa para ping-pong, videojuegos y demás, ¡está increíble! Las recámaras no se quedan atrás, se ven muy acogedoras… bueno, en resumen; la casa está como para quedarte todos los fines de semana que puedas.
—Adrián esta casa está increíble, ¿por qué nunca la mencionaste?—
—porque antes solía venir mucho por acá con mis padres cuando era pequeño pero entre más crecía, ellos más se ocupaban… llegué a cierta edad en la que preferí olvidarla— explica con un poco de nostalgia —pero luego dijiste que querías ir a la playa y todo cambió—
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Una princesa imperfecta.
Ficção AdolescenteSky, una chica de 16 años, sin una pizca de delicadeza o feminidad y para colmo de males: es una princesa. Sus padres desean con todo el alma la felicidad y el bienestar de su hija, aunque crean que la felicidad es igual a vestidos incómodos, tacone...