Una princesa imperfecta.

65. Guardianes del bosque encantado.

Había una vez, un bosque encantado que guardaba criaturas extraordinarias de la amenaza más peligrosa que existe; los humanos. Este bosque estaba muy cerca de un pequeño pueblo el cuál sabía de su existencia pero nunca nadie se había atrevido a entrar pues temían de lo que adentro podría haber.

Un día el bosque enfermó. Donde antes había verde o azul se tornó negro y sin vida, el clima estaba vuelto loco y el oxígeno se volvió cada vez más pesado, denso. Toda la flora y fauna se estaba extinguiendo, parecía que era el fin de algo mágico e increíble, fue entonces que la madre naturaleza buscó un par de chicos jóvenes para que, con su amor puro, salvaran el bosque. Sólo la esencia del verdadero amor podría salvar algo tan puro e inocente. Sólo un par de almas gemelas podrían salvar el bosque encantado y restablecer la paz con la naturaleza.

La pareja enamorada sabía qué hacer, pues la madre naturaleza ya los había instruido. El día de la primavera, el día en que el bosque parecía que moriría, la pareja apreció y ambos derramaron una gota de sangre sobre el lago que daba vida al lugar. Todo aquel ser que vivía en el bosque fue testigo del gran poder que tenía su amor, pues tan grande y real era su adoración que sólo bastó un poco de su esencia para reavivar el lugar.

La pareja no entendía por qué ellos exactamente, pero la naturaleza es sabia y siempre está un paso adelante. Sólo el amor puro y sincero de una alma gemela podría salvar el bosque, de ser diferente la pareja moriría al instante por las malas energías del bosque agonizante.

Cuando el bosque encantado cobró vida y todo volvió a la normalidad, la pareja amaba tanto el bosque que ambos juraron ser protectores del mismo. Desde entonces se fue pasando por generaciones la gran responsabilidad de ser guardianes del bosque encantado. La última pareja antes de fallecer debería pasar la responsabilidad a las nuevas almas gemelas que crea dignas.

¿Fin?

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