Me gusta cuando las personas tienen confianza en mí porque, para mí es muy importante la confianza. Además, estoy bastante cómoda en donde estoy como para irme. Los brazos de Adrián son tan cómodos y en ellos me siento protegida. Y el hecho de que me comparta cosas personales, es muy importante para mi, significa mucho.
¿Olvidas lo que te acaba de preguntar? ¡Reacciona!
Ese es el problema, no quiero reaccionar. No quiero explicarle a Adrián que soy aún más rara de lo que me veo, que hay algo malo conmigo. Tengo vergüenza de saber cómo reaccionará. Tengo confianza en él y sé que no dirá nada, pero eso no hace que mi vergüenza se vaya.
—¿Sky?— insiste.
Yo solo quiero quedarme dormida aquí y ahora, ¿es mucho pedir?. Suspiro cansada porque sé que contarlo resultará incómodo. Bien, que empiece nuestra tortura. Callate, no ayudas para nada.
—yo no puedo besar a nadie— digo en voz baja, como si decirlo en un tono bajo desapareciera la vergüenza.
Casi puedo escuchar a Adrián preguntándome a qué me refiero así que seguiré:
« Cuando tenía catorce, conocí a un chico, Jesse. Yo no sabía muy bien lo que sentía por él y Jesse tampoco ayudaba mucho molestándome para que nos besaramos, luego de muchos reclamos yo accedí cansada. Cuando estuvimos en aquel parque y nuestros labios casi rozaban, él hizo una mueca de dolor y sus ojos se llenaron de terror. Yo no entendía porqué, no sabía lo que pasaba hasta que Jesse comenzó a ponerse paranoico y decir que sintió como si absorbiera su energía, o algo así, no recuerdo muy bien. Él estaba aterrado, dijo que era una rara, que eso había sido mi culpa porque según él, nunca le había pasado. Jesse salió huyendo y gritándome cosas que prefiero no mencionar. No lo volví a ver más y él tampoco tuvo la intecion de busarme Fue horrible ver su expresión de dolor antes de que el casi beso pasara ».
Él ya me miraba a los ojos mientras yo le relataba todo, para eso tuvo que romper nuestro abrazo. Su mirada expresaba confusión y enojo, sólo eso. Yo comenzaba a ponerme paranoica al escuchar que no decía nada. Incluso mi garganta raspaba al pasar saliva.
—¿y nunca supiste qué fue lo que había pasado?— preguntó ahora preocupado.
—se lo mencioné a Alexa y por más que investigamos no habíamos encontrado nada al respecto. Tiempo después Alexa sacó la conclusión de que él había imaginado eso, aunque yo no estaba muy segura. Me llené de inseguridades, así que dejé eso por la paz— ya no quería hablar de esto. Era muy vergonzoso. No quiero que piense que soy una rara.
—¿a qué te refieres con que dejaste eso por la paz? ¿No has vuelto a besar a nadie? ¿Por eso no besaste a Ron?— abrió desmesuradamente los ojos. Una manta roja cubrió mis mejillas y la vergüenza se apoderó completamente de mi cuerpo.
—no lo bese porque yo no quería y no podía. Ya déjame en paz, sé que es patético. No necesitas decírmelo— evité su mirada y la llevé hasta el gran ventanal, me moví a un lado dejando más distancia entre nosotros. Había puesto de nuevo mi barrera contra chicos.
¡Por Dios! ¡A mis dieciséis años de edad no e besado a nadie! ¡Es patético!. Y probablemente es que nunca lo haga, no quiero ver esa cara de dolor nunca más.
—no creo que sea patético— atrapó suavemente mi mentón entre sus dedos y lo movió para nuestras miradas volvieran a encontrarse —yo creo que es tierno— y sonrió de lado observando mis labios.
Si mis latidos ya se habían regularizado antes, ahora ya recobró energía y volvió a latir como un loco. Parecía que había ingerido una droga o algo así. Pasé saliva en seco al sentir cómo él, pasaba su dedo pulgar por mis labios. Los miraba como si éstos fueran algo valioso. Yo quisiera que eso no me importara, pero no podía dejar de pensar en la cara de Jesse al acercarse a mis labios. ¡Mierda! ¿Por qué tuve que recordarlo? ¿Porqué sólo me pasaban esas cosas a mí?. Yo ya no quería lastimar a nadie, así que quité mis labios de ahí.

ESTÁS LEYENDO
Una princesa imperfecta.
Fiksi RemajaSky, una chica de 16 años, sin una pizca de delicadeza o feminidad y para colmo de males: es una princesa. Sus padres desean con todo el alma la felicidad y el bienestar de su hija, aunque crean que la felicidad es igual a vestidos incómodos, tacone...