82. Volver a la vida.

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Paso y paso páginas devorándo los capítulos sin dificultad.

¡Dios!, tenía tanto que no leía...

Es cierto, tengo tanto que no leo en paz gracias a todo lo que ha sucedido en mi vida que hacerlo ahora me resulta tan relajante, incluso con este libro. De hecho, si Adrian me viera leyendo este libro me mataría.

Levanto la vista hasta su cama y le sonrío al verlo dormir. Si tan sólo él supiera lo pasé para poder estar aquí a su lado, velando su sueño; cuando el doctor pidió un voluntario para que se quedara con Adrían por si le sucedía alguna irregularidad, yo fui la primera en ofrecerse pero en su lugar, me gané la mirada llena de hostilidad y fastidio de la reina, era obvio que la madre fuera la primera opción para cuidar de Adrián pero yo sólo trataba de ayudar, tampoco merecía tanta hostilidad. La madre de Adrián lo cuidó todo un día con su noche y una parte del día siguiente, pero su esposo la convenció de dejarme suplirla para que ella fuera a descansar. Una de las enfermeras quiso negarse puesto que no soy mayor de edad, pero después de que me reconoció no dijo nada más y me dio las indicaciones por si ocurre alguna emergencia.

Llevo sentada toda la tarde y ahora parte de la noche en una silla junto a la cama de Adrián y puedo jurar que no siento el culo.

Me levanto de mi asiento y comienzo a caminar por la habitación con el libro entre las manos para seguir leyendo.

La enfermera dijo que Adrián aún está débil pero fuera de peligro. Él siempre está durmiendo, aunque a veces habla un poco mientras duerme, la enfermera dice que es normal que duerma tanto pero a mí no sé si me agrada tanto esa idea. Quisiera que despertara para hablar con él aunque sea unos minutos. Lo extraño.

Deja de pensar en él, ya leímos tres veces este maldito párrafo

Sacudo la cabeza para dejar de pensar y poder leer.

Después de varios capítulos y un ir y venir por la habitación, sentí una mirada sobre mí.

—¿Cuánto tiempo llevas despierto?— cierro el libro y casi siento que corro hasta su cama.

—varios minutos— me sonríe débilmente.

—¿me estabas observando?— alzo una ceja.

Verlo despierto es refrescante.

—claro que sí— responde sin una pizca de vergüenza —te ves preciosa concentrada en ese libro— una risilla nerviosa me delata cuando Adrián menciona el libro.

El castaño no dice nada al respecto acerca de mi libro o de alguna otra cosa, pero sé que algo le está pasando por esa cabecita loca.

Dejo salir un suspiro.

—¿qué te pasó ahí— toma mis manos y contempla mis nudillos abiertos y enrojecidos.

—yo...hum...me— por mi mente pasaron flashbacks de una Sky fuera de sí tratando de comprender porqué la vida le había quitado tantas cosas —yo... golpeé la pared cuando me dieron la noticia de tu muerte...— me mordí el labio inferior en espera de su reacción.

Ahora fue él quien suspiró con cansancio.

—lamento tanto que hayas atravesado por eso— su voz estaba quebrada ahora —ni siquiera puedo imaginar lo que sentiste— su mirada estaba triste, sabía que no quería que sufriera.

Y no sé si fue el momento, su tacto y su voz o recordar lo que ha pasado, pero me cayó de pronto todo encima y me derrumbé.

—está bien preciosa, ahora estoy aquí— trataba de limpiar mis lágrimas con sus pulgares con forme resbalaban por mis mejillas —joder, eso es... sangre— observó mi ropa manchada de rojo.

Una princesa imperfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora