Cuando terminé de relatarle por todo lo que había pasado, ella se quedó en silencio. No me miraba, tenía la mirada en el suelo mientras trataba de procesar tanto.
—ya sé que es difícil de asimilar, pero...— me interrumpe.
—es que, tú volviste— las palabras le burbujeaban de los labios con forme lo pensaba —volviste por mí— entonces ella deja su estado de shock y me rodea fuerte con sus brazos.
—lo sabía, sabía que me estabas escuchando— dice alegre.
Aprisiono su rostro entre mis manos —me salvaste, pequeña y nunca lo voy a olvidar— y le doy un pequeño beso en la nariz.
Ojalá pudiera siempre verla sonreír como lo está haciendo ahora.
—bueno, tú me salvaste de esa bala así que estamos a mano— me guiña y no me resisto.
Atrapo sus dulces labios con los míos mientras acuno su mejilla con mi mano.
—y lo de París— recordé —creí que no lo recordabas, estabas demasiado débil— admite.
—no lo hice y sigue en pie, ¿Verdad? En cuanto podamos nos largamos de aquí— por un momento la insertidumbre se instaló en mi.
Tal vez ella ya no estaba tan segura de poder vivir conmigo.
—es una locura— dijo —pero estaré encantada de vivirla contigo—.
Dejé escapar ese aire que estaba reteniendo y volví a besarla.
...
Pasaron un par de días y las cosas iban cada vez mejor, yo ya podía pararme de la cama y dar una corta caminata por los pasillos, Sky suele acompañarme mientras lo hace. No quiere que me moleste, pero ella siempre insiste.
—no soy un niño que está aprendiendo a caminar, preciosa, estaré bien— le decía.
—eres un terco— y aún así me acompañaba.
Los pasillos son muy tranquilos por las noches y me alegra porque así puedo sentirme menos incómodo andando en bata. Y hoy es una de esas noches.
—tu madre se ofreció a ayudarte, creí que…— me tensé y me detuve por unos segundos pero después seguí.
Hice una mueca de incomodidad.
—creo que deben de hablar, Adrián. Ya sé que no debería meterme, pero es tu madre—
Era verdad. Era mi madre y se supone que las mamás siempre deben estar felices cuando sus hijos son felices, se supone que debería estar feliz porque encontré el amor. No debería estar tratando mal a la chica que amo.
—no quiero hablar sobre eso— quise evitar el tema.
—la encontré llorando en el baño— se detuvo y soltó rápido.
Detuve mi caminata.
—¿Qué?—
—no fue intencional, lo juro— se apresuró a decir —yo estaba dentro del baño, cuando escuché que alguien entró llorando. Supe que era tu madre porque trataba de controlarse a sí misma y reconocí su voz—
Bien, escuchar eso fue duro.
Odiaba hacerla sufrir, y claro que me duele, es mi madre pero ella tampoco pone de su parte, sigue siendo dura con Sky. Ella no lo dice pero cuando le pregunto sobre su trato, su rostro la delata. Si mi madre quisiera arreglar las cosas, al menos hubiera tratado de cambiar su actitud.
—por favor Adrián, arregla las cosas con ella— me toma la mano —quiero que seas feliz y no lo serás completamente si tu relación con tu madre está mal—

ESTÁS LEYENDO
Una princesa imperfecta.
Подростковая литератураSky, una chica de 16 años, sin una pizca de delicadeza o feminidad y para colmo de males: es una princesa. Sus padres desean con todo el alma la felicidad y el bienestar de su hija, aunque crean que la felicidad es igual a vestidos incómodos, tacone...