67. Una cena muy interesante.

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—¡no, no y no!— me negué por milésima vez.

—un vestido casual y un poco de maquillaje no te hará daño Sky— insistió Alexa.

Ambas llevamos una hora discutiendo. Mi mejor amiga se enteró que hoy cenaré con los padres de Adrián y llegó con una maleta llena de maquillaje y ropa sin previo aviso. Yo me niego a  dejar que me maquille, sé que Adrián se decepcionaría mucho si voy vestida como todos esperan que me vista y no como a mí me gusta, él quiere que sus padres me quieran por lo que soy y no por lo que lleve puesto y a decir verdad, le doy toda la razón.

—prometo un maquillaje sutil— se tiró en mi cama la pelinegra —que vayas a ir con tu look de siempre no quiere decir que no lo puedes mejorar un poco aunque sea— dijo.

—es que no quiero que me confundan con una princesa como con las que acostumbran tratar— me tiré a su lado.

Ella se burló.

—créeme que eso no sucederá— se siguió burlando de mí la muy perra.

Narra Adrián:
—¿estás nervioso?— fuel lo que me preguntó Nina mientras se cepillaba su cabello rubio.

Por supuesto que lo estoy, pero no por las razones que la mayoría creería. No estoy nervioso porque tema que mis padres no la acepten, estoy nervioso porque no quiero que ellos la vayan a ofender o hacer sentir mal con uno de sus comentarios estúpidos y sobre todas las cosas; no quiero que comparen a Bridgit con ella, eso la destrozaría.

—no, todo estará bien— mentí.

Aceleré sólo un poco más, no quiero llegar tarde por mi chica.

Se me dibuja una sonrisa estúpida en los labios sólo de imaginarla esperándome, mientras maldice porque ya me retrasé unos minutos.

Concéntrate imbécil, que vas manejando

Cuando los guardias me dejaron pasar sentí los mismos nervios que me dan siempre antes de verla. Una empleada me abrió la puerta y dijo que Sky estaba por bajar.

No pasa ni un minuto cuando escucho a Sky discutir con Alexa sobre la cena de hoy.

—espero que todo salga bien, no quiero avergonzarlo— esa fue Sky.

—no lo harás y date prisa que tu novio no ha de tardar en llegar—

Y ahí estaba ella, la chica que yo conozco. Llevaba puesto una blusa celeste suelta que dejaba al descubierto sus hombros, unos jeans y unos Vans del mismo color que la blusa. Su peinado seguramente fue obra de Alexa, llevaba una trenza de deadema o algo así y el cabello suelto. Simple y hermosa, como siempre.

—te ves hermosa— me acerqué a ella y la besé.

Alexa tosió repetidamente sólo para cagar el momento, ese era su don.

—Alexa, ¿puedes ir a toser a otra parte?— bromeé.

Ella me respondió con un golpe nada delicado y yo me burlé de ella.

La pelinegra se despidió de ambos y se fue a lo cocina con su madre.

Me volví a ver a mi novia y ella ya me estaba mirando.

Una princesa imperfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora