—¿entonces puedes darle vida a cualquier tipo de planta o vegetación?— preguntó Alexa completamente sorprendida.
—si y también controlo un poco el agua pero prometeme por lo más sagrado que nunca, pero jamás me de los jamases le contarás a alguien— la amenacé seriamente con la mirada.
—lo juro— y fingió cerrar un cierre en su boca.
Nadie debe enterarse de lo rara que soy, porque si de por sí ya creen que estoy loca imagínate si se enteran de esto.
…
No sabía si era muy buena idea entrar a la habitación de mis padres, nuestra tensión aún sigue palpable y ni hablar de la relación con mi madre, si antes era insoportable ahora es inexistente, prácticamente ya no hablo con la mujer que me dio la vida y eso duele como los mil infiernos.
Di una bocanada de aire y giré la perilla de su habitación para poder introducirme en ella, tal como me mandaron mandaron pedir.
—pasa cariño— ese era mi padre tratando con todas sus fuerzas que nuestra relación de padres-hija sane.
Entré en el cuarto con la esperanza de que no volviéramos a discutir.
—¿Qué pasa?— le cuestione al rey.
Él dio unas palmaditas en la cama a su lado para indicarme que me sentara. Lo hice y así quedé en medio de ambos.
–monstruo necesito un favor— diablos.
Doble los ojos porque sabía lo que quería.
—quieren que vaya a esa estúpida fiesta de la que medio mundo está hablando, ¿verdad?— me adelanté a decir.
—así es— sabía que esta tonta fiesta era importante para ellos, pues es donde todo el mundo votaba por sus reyes favoritos —iré, pero yo elegiré a como vestirme— basta de ser un títere.
Mis padres aceptaron sin insistir y yo agradezco eso, no quiero una tonta pelea por ropa. De hecho ya no necesito más drama en mi vida.
—Sky, ¿que sucedió entre tú y Adrián?— seguramente se ha dado cuenta de nuestro distanciamiento.
No quería hablar, no quiero tocar de nuevo el tema porque aún duele y temo que si dan en el clavo llore y lo último que quiero es llorar, odio hacerlo, yo no soy ninguna niña débil y frágil.
—no importa— negué lentamente con la mirada clavada en el suelo —claro que importa, me importa porque hace días me dijiste que te gustaba— insistió mi padre —…y tú no dirías eso a la ligera—
Mi madre sólo parecía expectadora de nuestra platica, era como si no estuviera o como sí simplemente no le importara y eso me molesta, ¿porqué mierda no puede ser una madre normal? ¿Porqué no le intereso?.
—¿podrías dejarnos a solas?— me dirigí a ella.
Iba a negarse pero mi padre se lo pidió y no tuvo de otra más que aceptar de mala gana.
En cuanto ella se fue, me sentí cómoda, podía hablar con calma y sin sentir que ella me está juzgando.
—¿era algo pasajero?— insistió mi padre.
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Una princesa imperfecta.
Dla nastolatkówSky, una chica de 16 años, sin una pizca de delicadeza o feminidad y para colmo de males: es una princesa. Sus padres desean con todo el alma la felicidad y el bienestar de su hija, aunque crean que la felicidad es igual a vestidos incómodos, tacone...