Imaginas {Hetalia}

Sex Headcanon: Alemania

El alcohol desinhibe a Ludwig/ A Ludwig, le gustan las mujeres mayores

(T/N), podía sentir el sabor a cerveza en la lengua de Alemania, mientras que intentaba, casi en vano, de apartarlo. Era embriagante aquella situación, pero su mente no podía dejar de reproducir la imagen de Prusia. ¡Ella había sido la niñera de Gilbert, por Dios! ¡Tenia cientos de años más que el rubio!

Cuando Alemania se aparto, para atacar su cuello, pudo inspirar fuertemente, tratando de recuperar el aire que le había sido arrebatado. No es que aquello no le gustara, siempre había tenido una 'pequeña relación con el rubio, pero no había pasado mas lejos de una amistad, gracias a que ella siempre se mantenía firme. Aquello era, casi, pedofilia.

—Lulu, espera, no podemos hacer est...— balbuceo, antes de ser interrumpida por un nuevo beso por parte del rubio. Ludwig soltó un gruñido, cuando su cerebro alcanzo a procesar aquel apodo. ¡No le agradaba! Así lo llamaba de pequeño, ¡el era un hombre!

Rápidamente, abrió la bata de seda de la mujer, haciendo que esta soltara un pequeño grito de sorpresa. Sin demorar más tiempo, coló su mano entre las bragas de encaje y la piel de la mayor. Delicadamente, toco su clítoris, arrancándole suaves gemidos. Su voz le volvía loco. Solamente quería enterrarse en ella de una buena vez, pero, sabía que debía de impresionarla. Después de todo, ella había tenido miles de amantes y él no quería ser uno más en su lista.

—¡L-lulu, e-escúchame...!— exclamo (T/N), tratando de que su voz no temblara, aunque fallo en el intento.

—¡No!— bramo Alemania, haciendo estremecer a su compañera— ¡Es mi turno! ¡Siempre te desee, (T/N)! ¡Siempre desee tu corazón y tu cuerpo! ¡Deja de verme como un niño!— grito. Las palabras calaron en el interior de la mujer, quien se estremeció con fuerza. Se había esperado algo como eso, pero viniendo de él, la persona que mas amaba, era mucho más especial.

—Muy bien, muy bien— susurro, en un intento por calmarlo. Entre la semi oscuridad, podía ver el rostro enrojecido de Ludwig, no sabía si era por el alcohol que había ingerido o por la situación. Elevo sus manos hasta las mejillas ajenas y lo acaricio, como solía hacerlo desde que era pequeño—. Pero vamos a la cama, el sofá es incomodo— murmuro. El rubio tardo un poco en asentir. La levanto como si no pesara nada y comenzó a dar pesados pasos hasta la escalera.

(T/N) comenzó a besar el cuello ajeno, pensando en que, mañana, tendría tiempo para arrepentirse de lo que estaba a punto de pasar.