Canada+America

3.6K 255 70
                                    

Imagina a Alfred y a Mathew, celosos por tu cita

(T/N) soltó un suspiro, mientras, por decimosexta vez, apartaba la manga de su abrigo, izquierda, para mirar la hora. Había estado sentada en la misma banca por tres horas y veinticinco minutos, al parecer, el no iba a venir. Se mordió el labio inferior, preguntando que debía hacer. Ya le había mandado varios mensajes, para saber si le había ocurrido algo, pero él no los contestaba. Elevo sus manos y froto sus antebrazos, sintiendo como el frio le calaba en el abrigo que llevaba. Lo mejor era volver a casa y olvidarse del tema.

Dándole una última oportunidad, volvió a escribirle un mensaje. Estaba mirando la pantalla, esperando alguna respuesta, cuando escucho como se detenían frente a ella. Elevo su mirada y se encontró con América y Canadá.

—¡(T/N)! ¿Qué haces aquí?— le saludo Alfred, mientras le dirigía una sonrisa. AL igual que ella, iba envuelto hasta las narices. El chico se sentó al lado de ella, notando que tenia la nariz y los pómulos rojos, gracias al frio.

—Es mucho frio para ti, (T/N)— la voz susurrante de Mathew, le hizo sonreír y voltear a verlo, estremeciéndose al instante. El chico no llevaba más que una sudadera, junto con un gorro de lana, pero se apresuro a sacar, de uno de sus bolsillos, un par de guantes, el cual se los ofreció a la chica.

—Gracias— murmuro, mientras se ponía aquel accesorio, sintiendo como le quedaban enormes, pero que era mucho mejor que andar al descubierto—Hummm... Estoy aquí porque tenía una cita, pero el... Humm... Nunca llego— susurro, bastante desanimada. El, de verdad, le gustaba mucho y no se hubiera esperado que la dejara plantada de esa manera. Unos brazos la rodearon y, de pronto, sintió el familiar aroma del perfume de murica.

—No te preocupes, dude. ¡Él se lo pierde!— exclamo, para luego soltar su característica y escandalosa risa—. ¡Ahora deja esa cara, iremos al McDonald's más cercano!— grito y, sin darle tiempo a contestar, la cargo sobre su hombro, haciendo que la chica lanzara un pequeño grito por la sorpresa.

—¡E-espera, Alfred!— exclamaba la chica, pero el rubio no le daba mayor importancia, mientras seguía su camino. Sabía que dejaría de patear a los pocos segundos. Canadá soltó un suspiro, mientras que se revolvía el cabello y los seguía. Si la chica no hubiera estado tan decaída, se hubiera dado cuenta de las miradas que ambos hermanos se mandaban entre ellos.

~*~

—Entonces... ¿Qué haremos con el?— pregunto América, mientras bajaba por las escaleras del oscuro y mohoso sótano. Habían pasado varias horas desde que (T/N) se había marchado hacia su país, dándole las gracias por devolverle los ánimos, una vez más. Mathew bufo y, apenas toco tierra, encendió la luz. La pobre y solitaria bombilla que colgaba desde el techo, se prendió, iluminando solo una porción de aquel gigante lugar, pero lo suficiente, como para despertar un hombre amordazado y atado a una viga de madera. El individuo, al notar la presencia de los dos países, se encogió de miedo, intentado pasar lo mas desapercibido posible, aunque, sabia, ellos estaba aquí por él. No sabía que era más terrible, si la delirante calma del sujeto con la sudadera roja, o la horrible sonrisa en los labios del de ojos azules.

—Ya se metió, bastante, con (T/N)... Y la dejo plantada— la dulce y seductora voz de Canadá, hizo que el hombre se erizara de miedo.

—Además... ¿No fue su padre quien le rompió el corazón a Puerto Rico?— Alfred observo a su hermano, quien asintió, chasqueando su lengua.

—Malos genes, eso no puede cambiar.

—Hombres como tú, deben ser exterminados.

—Lo arrojaremos desde la montaña, ¿entonces?— pregunto Mathew, mientras se giraba, comenzando a caminar hacia la escalera. América le dedico una última mirada de desprecio, mezclada con superioridad y esa infantilidad característica de él, para luego seguir a su familiar.

—¡Me gusta tu idea! Pero agregare unos tendones cortados, solo para hacerlo más interesante.

—Me parece bien.

El hombre quiso hablar, gritar por ayuda, pero la mordaza en su boca solo lo dejaba producir sonidos ahogados. No tenía idea de que perdería primero, si la vida, o la cordura. 

~*~

Esto es, en realidad, un headcanon que tengo. Siento que ellos serian los típicos primos sobre protectores con sus familiares latinas... Pero los celos se les saldrian de las manos (?)

¿Alguien mas que tenga familia celosa? Yo, por como voy, me voy a morir con cinco gatos

Imaginas {Hetalia}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora